Cada día se hace más evidente que el capitalismo ataca a la mayoría de
la población mundial: los niveles de precariedad vital aumentan para las
clases populares de los países enriquecidos, condenan a la pobreza y la
migración forzada a millones de personas en todo el mundo, la crisis ecológica
global no para de agravarse, los voceros del sistema fomentan el racismo, el
machismo, la LGTBfobia, etc. para dividir a los de abajo, vuelven a crecer los
partidos ultraderechistas en Europa, se extienden las guerras imperialistas, el
capitalismo engendra ya su próxima crisis económica… En el Estado español, y
especialmente en Andalucía, la salida de la crisis económica solo está
favoreciendo a unos pocos, condenando a la precariedad y a recortes
estructurales de los servicios públicos a gran parte de la gente trabajadora. En
este contexto, es vital y urgente
construir alternativas políticas revolucionarias. Ya hemos comprobado en
los últimos años las limitaciones y contradicciones de los “ayuntamientos del
cambio” que les impiden responder realmente a las necesidades de la mayoría de
la población.
Pensando globalmente y actuando localmente, las elecciones municipales
del 26 de Mayo de 2019 son una excelente oportunidad para impulsar el
anticapitalismo en nuestros pueblos y ciudades. Hay que construir desde abajo una salida
anticapitalista a la crisis para que los capitalistas responsables la
acaben pagando. Hay que repartir las riquezas, acabar con la precariedad y el
desempleo, frenar la escalada represiva estatal, expandir los servicios
públicos y, en definitiva, construir democracia popular y justicia social.
Estos objetivos deberían plasmarse en programas anticapitalistas locales que
propusieran, por ejemplo, el impago de la deuda ilegítima, grandes parques de
viviendas en alquiler social, expropiación de viviendas vacías, lucha frontal
contra la gentrificación y la especulación urbanística, erradicación de la
precariedad laboral, expansión del empleo público de calidad, apoyo decidido a
cooperativas sociales y ambientales, expansión de zonas verdes, redes de
transporte público densas y eficientes, implantación masiva de energías
renovables, fuerte apoyo a la lucha feminista y a los colectivos laborales en
lucha, no contratar con grandes multinacionales ni bancos, una banca pública… Las elecciones son un buen momento para que
se escuchen y debatan las ideas anticapitalistas de ámbito local y también
las de ámbito andaluz, estatal y global, como la necesidad de una reforma
agraria profunda, la derogación de las últimas reformas laborales, la LOMCE,
los copagos y la Ley Mordaza (entre otras leyes), la expulsión del ejército de
EEUU de nuestro territorio, la instauración de una república social que acabe
con el caduco Régimen del 78, la apertura de las fronteras a todas aquellas
personas que buscan una vida mejor para que no tengan que arriesgar sus vidas,
la salida de la Unión Europeo fortaleza y de la austeridad, etc.
Además, las
elecciones son una oportunidad para el impulso y la visibilización de las
luchas sociales, como las del movimiento feminista, por pensiones dignas, y
de muchos colectivos de trabajadores y trabajadoras en lucha como las de las
subcontratas de Movistar o las profesoras interinas en educación.
Un programa municipal anticapitalista debe construirse desde abajo
mediante la participación popular en asambleas y herramientas de participación
en internet. La construcción desde abajo debería impregnar todo el proceso
municipalista, desde el programa a la confección de las listas y el desarrollo
de la campaña. Esta manera de funcionar radicalmente democrática construye un
poder popular que va más allá de épocas electorales y se refleja en una
práctica realmente transformadora en las instituciones, ya sea desde el poder
de las alcaldías o en la oposición. Una
acción institucional cuya única prioridad es el apoyo de las luchas en la
calle y los centros de trabajo, y la construcción de poder popular alternativos
al de las instituciones capitalistas. Orientar el trabajo municipal a canalizar
las luchas sociales hacia la aprobación de mociones que no se cumplen,
desarticulan y desaniman dichas luchas es un error grave. Tenemos que hacer
todo lo contrario: hablar en los plenos municipales, por encima de las cabezas
de los políticos del sistema, para la gente que lucha, con sus mensajes, al
tiempo que las apoyamos con todas nuestras energías y de forma prioritaria para
arrancar reformas parciales de las manos de los políticos del Régimen al tiempo
de vamos construyendo el poder popular que acabe echando para siempre a esos
políticos y acabando con sus instituciones burguesas de democracia de cartón
piedra. La acción desde las alcaldías podrá enfrentarse con potencia al sistema
solo si se apoya en un poder popular robusto y anticapitalista que tenemos que
ir construyendo desde ya, desde una
oposición combativa, asamblearia y solidaria en las calles.
Colectivo Acción Anticapitalista
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