sábado, 28 de octubre de 2017

Acabemos con la represión del Estado español.

Acabemos con la represión del Estado español.
Apoyemos al pueblo trabajador catalán en lucha.
¡Tumbemos el Régimen del 78!


Se suponía que la semana que empezó el 16 de octubre sería la semana del “diálogo”
entre el gobierno catalán y español. Pero fue una semana de aún mayor indignación y
enfrentamiento. El lunes, la jueza Carmena Lamela, del tribunal de excepción que es la
Audiencia nacional, mandó a la cárcel sin fianza a Jordi Sánchez de la Assemblea
Nacional Catalana y Jordi Cuixart de Ómnium Cultural, símbolos y líderes del
movimiento independentista: “los Jordis” ya son presos políticos. Los acusan de
“sedición”, o sea de un alzamiento colectivo y violento contra la autoridad. En la espiral
de represión estatal, la Guardia Civil ha bloqueado la página web de Assemblea
Nacional Catalana, entre otras muchas.

La Assemblea Nacional Catalana y Ómnium Cultural son organizaciones sociales
masivas y estuvieron en el centro del resurgimiento de los movimientos por el derecho a
decidir y por la independencia de Catalunya, convocando las manifestaciones en las
Diadas de los últimos seis años a las que acudieron hasta un millón y medio de
personas. Las raíces de Ómnium Cultural, organización que impulsa la cultura y lengua
catalana, llegan hasta la dictadura franquista. Franco ilegalizó a Ómnium entre 1961 y
1967 pero, aún en la clandestinidad, pudo organizar clases de lengua catalana a gente
que a la fuerza tenía que hablar la lengua de la dictadura.
Los dos líderes independentistas encarcelados no llamaron a la violencia, sino al
contrario, tuvieron un papel importante en la organización de la resistencia pacífica
durante y tras el referéndum de autodeterminación, y también en los días anteriores
cuando el gobierno de Rajoy mandó a las fuerzas de represión a controlar oficinas del
gobierno catalán y desmantelar el aparato organizador del referéndum. Su
encarcelamiento es claramente político. Están en la cárcel por sus ideas y porque
animaron a la gente a resistir y a grabar todas las escenas de brutalidad por parte de la
guardia civil y la policía nacional.

La noticia de la detención de los dos Jordis hizo que ese mismo día salieran miles de
personas a la calle en toda Catalunya: “Ellos no van a dormir en casa hoy. Nosotrxs
tampoco”. En toda Catalunya sonaron las caceroladas hasta tarde por la noche. Y el día
siguiente se convirtió en una jornada de acción contra la represión estatal. A mediodía
se convocaron concentraciones en los centros de trabajo, y asambleas de protesta en
institutos y universidades. Por la tarde, se reunieron los CDR (Comités de Defensa del
Referéndum) que se han formado en las últimas semanas, y hubo movilizaciones
masivas.

El encarcelamiento de los Jordis enseña cuánto de razón tenían los movimientos
por el derecho a decidir y por la independencia en Catalunya cuando decían que
nadie puede fiarse de Rajoy. La noche del martes 10 de Marzo, decenas de miles de
personas se habían concentrado frente al Parlament para escuchar al President
Puigdemont. La esperanza de la mayoría de la gente era que declarara la independencia.
Pero, Puigdemont retrocedió. Jugando con las palabras, dijo que reconoce el resultado
del referéndum que da el derecho a Catalunya a declararse una república independiente,
pero deja este derecho en suspensión, llamando al diálogo con el gobierno español.
Pero, el Estado español ha dejado claro, al unísono y de manera coordinada desde

los poderes judicial, legislativo y ejecutivo, que no está dispuesto a dialogar
mientras la demanda de la independencia esté sobre la mesa. Puigdemont no declaró
la independencia ni siquiera simbólicamente, pero Rajoy ha activado el artículo 155 de
la constitución española para suprimir la democracia en Catalunya (eliminado el
gobierno catalán y dejando vacío de poderes al Parlament) al aplicar la constitución
española de manera torticera. Mientras tanto, los jueces pusieron en marcha a toda
velocidad las acciones represivas que tenían preparadas en sus cajones. A Josep LLuís
Trapero, el mayor de los Mossos d'Esquadra, le han quitado el pasaporte y le obligan a
comparecencias quincenales, porque no reprimió el referéndum según “debía”. En los
últimos días, la guardia civil ha invadido diferentes administraciones públicas catalanas
intentando a confiscar comunicaciones internas de los Mossos.
El Estado español está intentando poner en ridículo y amedrentar a todas las
instituciones catalanas, desde el gobierno hasta la policía, pasando por la televisión
pública, y, sobre todo, a las organizaciones políticas y cívicas. Quiere enseñar a los
movimientos por el derecho a decidir y por la independencia que no tienen un liderazgo
capaz de seguir adelante, por lo que tendrían que retroceder. En toda esta campaña de
amenazas y violencia, Rajoy tiene el apoyo de la Unión Europea (UE) de la
austeridad y las fronteras asesinas, según la cual cualquier paso hacia más derechos
para el pueblo catalán amenaza la estabilidad forzada de todo el tejido socio-político y
económico de la UE de las élites.

En el interior del Estado español, el gobierno de Rajoy cuenta con el apoyo de su
Partido Popular, su muleta Ciudadanos desde la derecha, el apartado del Estado (policía,
ejército, fiscalía y jueces) y la prensa burguesa españolista bajo el liderazgo del
periódico El País que de ser de “centroizquierdas” se ha convertido en el centro del
llamamiento por más represión autoritaria contra Catalunya. Además, los grandes
capitalistas se han sumado al nacionalismo españolista sacando las sedes sociales de
más de mil trescientas empresas fuera de Catalunya para chantajear a los movimientos
por el derecho a decidir y por la independencia. A esta alianza se ha sumado el PsoE de
Sánchez, Díaz, González y Guerra, apoyando al gobierno de Rajoy en su golpe de
estado en Catalunya. A estos apoyos, se suma el de los grupos nazis de la
ultraderecha españolista que, con la cobertura del discurso nacionalista de derechas,
han salido a las calles amenazando y agrediendo a toda la izquierda en Catalunya y en el
resto del Estado.

Desafortunadamente, la izquierda reformista de Podemos e Izquierda Unida sigue
enarbolando la bandera del diálogo, al mismo tiempo que los movimientos en Catalunya
han llegado a la conclusión de que el diálogo es una farsa: el Estado español no está
dispuesto a permitir que el pueblo catalán decida su propio futuro. Pero los
acontecimientos corren más que los llamamientos al diálogo por parte del líder de
Podemos, Pablo Iglesias, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Podemos después
de la represión brutal del 1 de octubre pidió correctamente la dimisión de Rajoy y llamó
a un movimiento que podría tener esta meta. Volvió a poner en la mesa la moción de
censura, intentando tirar del PsoE hacia la izquierda. Pero el PsoE se mantuvo como
pilar del caduco Régimen del 78. Y Podemos sigue ahora pidiendo diálogo. ¿Con quién,
con los carceleros de los Jordis y con quienes suspenden el autogobierno catalán?
Desde el Colectivo Acción Anticapitalista pensamos que la izquierda y los sindicatos
tienen que llamar movilizaciones masivas en solidaridad con el derecho a decidir

del pueblo catalán y con la nueva República catalana, para que se vaya el ejército de
ocupación policial, por la libertad de los presos políticos, para que se reconozca el
resultado del referéndum de autodeterminación del 1 de Octubre, para que vuelvan a sus
cloacas las bandas fascistas, y para que dimita el gobierno de la represión.
La represión estatal en Catalunya abre la puerta a aumentar aún más la represión
a los movimientos sociales en el resto del Estado, ya impulsada en los últimos años
con la “Ley Mordaza”. Sin embargo, avances democráticos y sociales en Catalunya
abrirían las puertas a estos avances en el resto del Estado, como, por ejemplo,
referéndums sobre la monarquía y las últimas reformas laborales. Además, la defensa de
la independencia de Catalunya a través de fuertes movilizaciones sociales haría de la
Catalunya independiente un estado más progresista que la actual Catalunya, abriendo
posibilidades para una mayor cooperación entre las clases trabajadora catalana y del
Estado español.

En Catalunya, los movimientos contra la represión estatal, por el derecho a decidir
y por la independencia tienen la experiencia necesarias para intentar avanzar
social y democráticamente mediante movilizaciones masivas en las calles y los
centros de trabajo. La huelga del 3 de Octubre fue una movilización social masiva que,
incluso, superó la resistencia de los millones que fueron a votar el 1 de Octubre. Los
carteros se negaron a confiscar correo electoral del referéndum, el profesorado está
defendiendo la educación pública catalana frente a las calumnias de adoctrinamiento y
los recortes, los estibadores del puerto de Barcelona se niegan a dar servicio a los
cruceros de la vergüenza de la policía, la plantilla de TV3 ha frenado la toma de la radio
televisión pública por el gobierno de Rajoy… Los CDR ya son unas centenas que se
coordinan entre ellos. La CUP, la izquierda anticapitalista que tiene papel de vanguardia
en la construcción del movimiento independentista, siguió, al menos en el último año y
medio, la estrategia de esperar a Puigdemont, presionándolo en las sombras. Le dejaron
gobernar, a través de su abstención, esperando que el “Procés” fuera la mecha que
abriría el camino hacia una ruptura más generalizada. Pero esta estrategia fue un error
político porque limitó sus posibilidades y las del movimiento social por la
independencia al ala de la izquierda radical del bloque independentista, de manera que
la movilización social no era el protagonista principal del “Procés” y no gozaba de
independencia de acción respecto al Govern, aunque se hacía muy presente,
especialmente, durante las Diadas. Frente a la represión del Estado español y las dudas
de parte de la burguesía catalana, es el momento de poner en primera línea la
organización desde abajo. El sindicato CSC ha convocado huelga general en Catalunya
desde el 30 de Octubre al 9 de Noviembre, a la que llamamos a unirse a todas las
fuerzas sindicales y políticas que apuesten por la defensa de la democracia y las
libertades.

Al mismo tiempo que la gente en Catalunya salía a las calles por el derecho a decidir,
por la independencia y contra la represión estatal, en el resto del Estado español, y
especialmente en Murcia y Galicia, estallaban manifestaciones masivas contra el
gobierno del PP que fractura ciudades y ha dejado los bosques convertirse en
cenizas. En Murcia, un movimiento vecinal masivo paró la construcción de un muro
que partía la ciudad en dos. Mucha gente hacía la conexión directa en Galicia y más
allá: el gobierno que ha mandado decenas de miles de policías y guardia civiles a parar
un referéndum no tiene bastantes bomberos para parar una catástrofe medioambiental.
En Granada y Sevilla, la Marea Blanca inundó las calles en defensa de la sanidad
pública. El pueblo catalán trabajador no está solo: Las luchas sociales en el Estado
español son también luchas por la democracia. Cada paso hacia delante de los
movimientos catalanes pueden convertirse en el eslabón crítico para hacer añicos los
gobiernos y las instituciones del 1% más rico, desde Madrid hasta Bruselas.

La lucha por la ruptura con el caduco Régimen del 78, por avances sociales y una
profundización democrática, es especialmente importante en Andalucía, un territorio
condenado a la subalternancia política y económica en el seno del Estado español y la
UE. Un territorio en el que las reivindicaciones andalucistas deben ir siempre unidas a
reivindicaciones sociales, como la reforma agraria, la diversificación productiva con la
transformación in situ de las materias primas, un empleo de calidad, el respecto a la rica
cultura andaluza y la conservación ambiental.

Desde Acción Anticapitalista llamamos a mostrar la solidaridad con el pueblo
trabajador catalán, a movilizarnos contra la represión del Estado español, a
extender la república desde Catalunya al Estado español, y a profundizar y
extender las luchas por avances democráticos y sociales.

Colectivo Acción Anticapitalista