Los
resultados franceses comprueban que una crisis política profunda ha
llegado al corazón de la UE. Vamos a la segunda vuelta sin ninguno de
los dos grandes partidos "oficiales" del capitalismo francés, por
primera vez en la historia. La casi desaparición del Partido Socialista
ratifica el proceso de pasokización que ha sufrido en manos de Hollande
los útlimos cinco años.
Todos
los índices preven una victoria de Macron en la segunda vuelta. O sea,
presidente de Francia va a ser un hombre sin siquiera un propio partido.
Los
medios de comunicación han alimentado bastante las perspectivas de los
fascistas de Marine Le Pen. A pesar de las exageraciones de que iba a
arrasar en la primera vuelta, ha quedado segunda.
El
mejor ayudante del ascenso de Le Pen es su propio "adversario". Macron,
un ex-banquero del banco Rothchild simboliza todo lo que odia la clase
trabajadora. Simboliza todo lo que pueden aprovechar fuerzas como la de
Le Pen para decir que luchan "contra el sistema", porque de verdad
Macron es "el sistema". Macrón es la persona que comentando las (ahora
olvidadas) propuestas de Hollande por un impuesto a los super-ricos
había comentado que "esto nos convertiría a una Cuba sin sol". Para
agradecerlo, Hollande lo nombró Ministro de Economía, cuando el
presidente francés quiso hacer su giro a la derecho, el giro que se
culminó con la última Reforma Laboral.
Ahora,
todos los personajes del sistema salen poniendo su careta
"anti-fascista" pidiendo el voto a Macron. Solo ayuda a Le Pen están
dando, afirmando que el sistema ya tiene su elegido.
Es
careta y no verdad, ya que viene de los que han orquestrado la campaña
islamófoba, los que han impuesto una situación de emergencia permanente.
Macron fue ministro de Valls que no dudo en mandar la policía a clases
de institutos para arrestar y expulsar niñas que sus padres no tenían
papeles legales. Llaman al voto "antifascista" los que mandaban la
policía a las playas para insultar mujeres musulmanas. Los que
agracecieron hace unas semanas a Trump por su ataque a Siria.
El
mas de 19% que tuvo Melenchon es una clara prueba qué lejos de la
verdad queda esta lógica mediática que dice que de la crisis se pueden
aprovechar solo los fascistas. Es una respuesta a los pesimistas en la
izquierda -el mismo partido Comunista había negado declarar desde el
principio que iba a apoyar una candidatura de izquierdas en las
elecciones, dejando espacio para la posibilidad de apoyar el candidato
del partido socialista por "razones antifascistas".
¿Todo
esto significa que no nos importa qué pasará a la segunda vuelta? Todo
lo contrario. El peligro del fascismo es demasiado importante para dejar
el antifascismo en manos de Macron y del establishment francés. Tenemos
que convencer a toda la clase trabajadora no dar ni un voto más a
Marine Le Pen. Tenemos que desenmascarar la candidata fascista que
pretende ser “anti-sistema”. Pero nuestra campaña estará en las calles,
con la consigna: “Ni un voto para los fascistas. Construyamos un frente
antifascista militante”. No llamando al voto a Macron.
La
fuerza que va a resistir tanto al nuevo banquero-presidente como al
peligro de los fascistas ha demostrado su capacidad en las calles contra
la Reforma Laboral y la "emergencia" de Hollande. La gente salió una y
otra vez a la calle a pesar de las prohibiciones policiales. Lo ha
demostrado en las luchas antirracistas desde Calais hasta Paris el 19 de
marzo. Lo ha demonstrado con iniciativas como la de la "Primera vuelta
social".
La
izquierda anticapitalista seguirá construyendo este polo de
resistencia. Nadie tiene el derecho a atacar a los compañeros del NPA
por lanzar y apoyar la candidatura de Philippe Poutou. Es muy barato el
argumento que es por ellos que no pasó a la segunda vuelta Melenchon.
Los compañeros y compañeras que vienen construyendo luchas en las calles
y en los centros de trabajo han hecho mucho para parar los pies tanto a
Hollande como a la extrema derecha, y en las calles no eran
"hologramas".
En
las luchas que tenemos por delante, el sistema político frances puede
estar aún mas debilitado, con el Partido Socialista machacado, la
derecha hundida en sus escándalos y Macrón sin la más mínima base social
real detrás de su proyecto.
¡Adelante!
Nikos Lountos
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