El voto por la salida de la Unión Europea no sólo ha hundido a la derecha británica y ha puesto a la clase dirigente del país en crisis. Ha sido un golpe contra el imperialismo yanqui y la UE, que impone austeridad en todo el continente.
La UE está sumida en una profunda crisis y sus jefes están desesperados por mantener su proyecto intacto. Tienen miedo de que el Brexit pueda destrozarlo todo. Después de Gran Bretaña ¿quién? ¿Italia, Holanda, Francia?
Después de cinco años de brutal austeridad, la Unión Europea no ha conseguido resolver la crisis de la zona euro. Y ahora, la quinta economía más grande del mundo, la segunda más grande de Europa, dice que quiere romper con la UE.
El Brexit tiene un gran impacto en la economía global, que ya está en estagnación, y puede profundizar la crisis en la zona euro. La UE quiere mantener la conexión con el capitalismo británico. Pero, como están desesperados por contener “la nueva enfermedad británica”, sus líderes están adoptando una línea dura.
Jean Claude-Juncker, el presidente de la Comisión Europea, demandó a Gran Bretaña que empiece el proceso del artículo 50 del tratado de Lisboa inmediatamente.
Dicho artículo abriría dos años de negociaciones sobre los términos de la salida, pero Gran Bretaña sería expulsada automáticamente en caso de no llegar a ningún acuerdo.
La derecha británica tenía la esperanza de que hubiera lugar para “conversaciones informales” antes de la salida, algo que les daría tiempo para elegir un nuevo líder del partido. Pero la canciller alemana, Angela Merkel, no dejó esta opción.
Este proceso rápido ampliará su crisis, y el Brexit ya está causando problemas a los líderes de la UE. Los EEUU y la UE están negociando su tratado TTIP, que podría pisotear los derechos laborales y acelerar la privatización de los servicios públicos. Pero Barack Obama dijo que Gran Bretaña se pondría “al final de la cola” para la firma de un tratado de comercio con los EEUU en el caso de Brexit. El TTIP ya está muerto para Gran Bretaña.
El Brexit ha tirado a la basura las esperanzas que albergaba Obama de poder cerrar el TTIP antes de salir de la Casa Blanca en enero y pone en cuestión todo el acuerdo. Esto es solo una pequeña parte de los problemas que han surgido para el imperialismo yanqui.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los EEUU han estado impulsando una mayor integración de los países europeos. EEUU necesitaba un capitalismo estable de Europa occidental y un ayudante para vigilar sus intereses globales. Esto es una parte de la explicación de por qué Obama y el Pentágono lucharon con tanta fuerza contra el Brexit.
Hasta este momento, los EEUU se basaban en Gran Bretaña para impulsar sus intereses dentro de la UE cuando habían desavenencias con Alemania o Francia. Esto ahora puede resultar mucho más difícil. Jim Stavridis, ex jefe supremo de la OTAN en Europa advertía: “EEUU debe enfrentarse al hecho de que el Reino Unido probablemente será un aliado menos efectivo y seguro en los asuntos globales”.
El Brexit cambiará aún más el equilibrio de fuerzas dentro de la UE en favor de Alemania, algo que crea problemas para los EEUU. Como dice Ben Cardin, de la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado: “Alemania resultará aún más dominante dentro de la UE. Tenemos unas relaciones excelentes con Alemania, pero será un desafío para nosotros tener que tratar con la UE si no tenemos a Gran Bretaña como interlocutor”.
Hay casos donde los EEUU y la UE han llegado a chocar en base de sus intereses imperialistas. Por ejemplo, durante la crisis de Ucrania, EEUU y Gran Bretaña estaban impulsando sanciones contra Rusia, pero Alemania las rechazó por sus vínculos comerciales.
Este tipo de tensiones imperialistas van a aumentar, y dejarán a EEUU sin un aliado importante y obediente en la UE.
Todo esto está sucediendo, junto con otra contradicción más amplia. Mientras los EEUU siguen siendo la superpotencia militar más fuerte del planeta, están enfrentándose con intensas rivalidades económicas. No sólo por parte de poderes crecientes como China, sino también por parte de aliados imperialistas como Alemania.
Así que el Brexit añade más presión, mientras el imperialismo yanqui enfrenta una crisis desde el Medio Oriente hasta el mar de la China meridional.
La salida de la UE es un golpe a los capitalistas y al imperialismo, pero la izquierda tiene que luchar por imponer una solución socialista a su crisis.
Traducción de un artículo de Tomás Tengely-Evans para el Socialist Worker
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