La multinacional sueca Ikea sigue haciendo oídos sordos a las últimas reivindicaciones de las 16 ex-trabajadoras y trabajadores contra la cesión ilegal a la que se han visto sometidas, vulnerando así el artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores. Ikea utiliza la externalización del servicio de cajas mediante E.T.T., o a través de subcontratas, como ha hecho con estos empleados y empleadas mediante la empresa CM Auxiliares. Esto le sirve para precarizar más fácilmente la fuerza de trabajo y las condiciones laborales: cambios continuos de horarios, muchas más horas de las que figuran en el contrato o, por ejemplo, la denegación de la concreción horaria por maternidad. Más allá de que grandes empresas como Ikea no respeten la legalidad vigente, el problema de fondo es que la cesión de trabajadores, también llamada descentralización productiva, está contemplada por la legislación laboral española bajo determinadas condiciones. Un trabajador o trabajadora puede estar contratad@ por una empresa pero realizando su trabajo en otra, de acuerdo con el artículo 43 del Estatuto de los Trabajadores. El empresario puede recurrir a la cesión de trabajadores para desarrollar su actividad, a través de empresas de trabajo temporal debidamente autorizadas, como manifestación del derecho constitucional de libertad de empresa. Amparándose en esta supuesta “libertad de empresa”, las últimas reformas laborales han dado pasos agigantados para facilitar a las empresas que actúen cada vez más a su antojo sin respetar los derechos de quienes trabajan para ellas.
Además, se han dado casos en los que trabajador@s han perdido el cargo que ocupaban forzados por un mobbing orquestado para provocar la baja voluntaria y la desesperación de quienes se sentían perseguidos. Por ejemplo, una encargada del área de desarrollo web se quedó embarazada y cuando se reincorporó a su trabajo le hicieron la vida imposible hasta tener que ocupar un puesto de cajera, sin experiencia previa. Esta serie de causas forzadas por la empresa ha acarreado depresiones con tratamientos que difícilmente nadie pueda reparar.
Al mismo tiempo, la multinacional despide mientras sigue obteniendo multimillonarios beneficios a nivel internacional y expandiéndose por el estado español -abrirá nuevos establecimientos en Madrid y Barcelona a finales de octubre-. Ikea ha coaccionado a l@s trabajador@s afectad@s, a quienes ni se les dio opción de subrogación, ofreciéndoles puestos de trabajo fuera de convenio. Diez de l@s 16 trabajador@s han interpuesto una demanda judicial a Ikea por cesión ilegal, ya que consideran sus despidos nulos o improcedentes.
El código ético de Ikea no es más que un producto de marketing sobre el papel que no cumple desde hace muchos años, empleando el acoso y la explotación silenciosa y llevando a cabo despidos y EREs encubiertos. Por todo esto, el Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadores (SAT) hizo un llamamiento a una concentración a las puertas del establecimiento de Ikea en Sevilla el pasado 12 de octubre, coincidiendo con un día "festivo" en el que había mucha afluencia de clientes, para exigir que se ponga fin a esta situación de asedio continuado a l@s trabajador@s. En dicha protesta, en la que estuvo presente el Colectivo Acción Anticapitalista, se podían leer eslóganes como "Ikea despide a personas como tú", o se gritaba: "¡Ikea explota a sus trabajadores!" o "¡Dirección, dimisión!".
A día de hoy se calculan más de 100 despidos en 5 años en el establecimiento de Ikea en Sevilla. Antonio Andrade, uno de los 16 ex-trabajadores y portavoz del colectivo que se ha unido para luchar por sus derechos, comenta que se han intentado reunir con la dirección de Ikea y la respuesta ha sido "Que decida el juez".
L@s trabajador@s tienen una buena posición judicial, pero nadie va a reparar la explotación laboral y el acoso que han sufrido. Además, ganar la demanda judicial no es garantía de que la empresa cumpla con su parte, como hemos visto en muchos otros casos similares, y mucho menos de que no a seguir procediendo del mismo modo en el futuro. La dirección de la multinacional lleva mucho tiempo recibiendo quejas por parte de sus empleadas y empleados. Es necesario seguir presionando, como lo está haciendo este grupo de trabajador@s, organizándose y denunciando públicamente, para que la empresa se vea obligada a respetar sus derechos. Para ello es crucial la unión y el apoyo de todos y todas. La lucha continúa.
Jose María Bravo
No hay comentarios:
Publicar un comentario