¿Qué nos deja el 2016 y cómo empieza el año 2017 dentro de pocos días? Hay una manera errónea de contestar a esta pregunta. Es la que dice que más o menos entramos en 2017 de la misma manera que entrábamos en el 2016, como si no hubiera pasado nada. “Mirad” -dice este tipo de discurso-, “muchas cosas pasaron durante el año en todo el mundo, desde el Brexit hasta la elección de Trump, y desde las huelgas en Francia hasta la crisis en China, pero al fin y al cabo Rajoy era un presidente con un pie ya fuera de la Moncloa hace un año y ahora vuelve a ser presidente, pero con una legislatura que termina en 2020”.
Esto, en realidad, es el cuento que quiere contar Rajoy mismo. En su última entrevista para el Wall Street Journal, Rajoy posa como el “superviviente” de 2016 que puede despreciar a todos los demás: qué caos en Italia, qué irresponsabilidad lo del Brexit en el Reino Unido, qué peligro de populismos existe en Francia y en todos lados. Hasta con Merkel tiene la cara de meterse Rajoy, acusando a la dirección alemana de no hacer lo suficiente para parar la crisis en la UE.
La conclusión que tenemos que sacar de todo este postureo es que las instituciones y los gobiernos de la Unión Europea entran en el 2017 en una situación de tanta corrosión que incluso puede llegar a pensarse en Rajoy como pilar de estabilidad. Rajoy, que está en su silla gracias a los votos del PSOE. Rajoy, que no paró de intentar tapar escándalos de corrupción -llámese Rita Barberá o Soria- incluso estando “en funciones”. Rajoy, que sabe que Cataluña ya está en la órbita de la independencia. Rajoy, que sabe que siguiendo así muy rápido la hucha de pensiones se va a quedar vacía.
La verdad es que el nuevo gobierno de Rajoy es el gobierno más débil desde la Transición y está débil exactamente en el momento de máxima debilidad de la Unión Europea. Las luchas con las que se ha topado desde el primer momento este gobierno no son simbólicas, se pueden transformar en una fuerza capaz de echarlo y de poner en crisis no sólo el PP, sino también a sus nuevos amigos del ámbito de Susana Díaz y Felipe González, que controlan el PSOE e incluso la Unión Europea entera.
El boletín que tienes en tus manos es una contribución a estos argumentos, al porqué y al cómo podemos seguir adelante. El ritmo que llevamos en nuestras luchas y en la vida política de los últimos años hace indispensable la reflexión más profunda, una visión “histórica” sobre los acontecimientos, incluso cuando estos han pasado hace sólo pocos meses. Porque, en realidad, el 2016 ha sido un año histórico. El 52% del Brexit en el verano se completó con el 59% del No a las reformas de Renzi en diciembre. Fue el año de la crisis en los dos partidos dinosaurios de EEUU. Fue el año de la masacre de Alepo, de Raqqa, de Mosul, de Yemen, el año de más muert@s que nunca en el Mediterráneo.
Esperamos que este repaso al año que podéis leer en las páginas siguientes nos haga más fuertes y más claros en nuestra orientación.
Sabemos que cada vez más gente está buscando argumentos y respuestas en los debates que siguen abiertos. Lo que está ocurriendo en Podemos en las últimas semanas es un síntoma positivo. Hace menos de un año, la dirección de Podemos declaraba que las cuestiones estratégicas, los “grandes debates entre reforma y revolución”, pertenecían al pasado. En nuestra época, supuestamente, bastaban las redes sociales, unos eslóganes audaces y “unidad popular”.
Y ahora, la realidad misma ha reabierto estos debates “antiguos” y son Pablo Iglesias e Iñigo Errejón los que “se pelean” ideológicamente con artículos, entrevistas y comentarios. La estrategia de ser la cola del PSOE fracasó. Las esperanzas del cambio fácil desde arriba se han puesto en evidencia en Grecia. El debate “clásico” de cómo combinar la lucha hoy y ahora con la construcción de una alternativa estratégica vuelve.
Nosotros, en la izquierda revolucionaria, no infraestimamos estos debates. Y por supuesto, declaramos nuestra solidaridad con quienes entienden que la lucha contra el gobierno de Rajoy es la responsabilidad número 1 en este momento. Pero este debate debe traspasar los límites “organizativos” de Podemos. No se trata de cómo organizar la estructura de un partido, sino de qué izquierda necesitamos. ¿Una izquierda que se quedará en la esquina parlamentaria esperando la próxima oportunidad de tenderle la mano a un sector del PSOE? ¿O una izquierda que entenderá el nivel de la crisis y se arrojará al fuego de la resistencia tomando iniciativas para romper los límites de la burocracia sindical? Nosotros, en el Colectivo Acción Anticapitalista, apostamos por lo segundo, y empleamos todas nuestras modestas fuerzas para ello. Esperamos que la lectura de este boletín te aporte más argumentos para unirte a nosotr@s.
Colectivo Acción Anticapitalista
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