Ahora que la Unión
Europea (UE) se alía con el gobierno del Estado español para intentar
liberalizar el mercado de trabajo de la estiba en los puertos, justo ahora,
mucha gente descubre que los barcos no se cargan y descargan solos. Existe una
plantilla de más de 6.000 trabajadores y trabajadoras que curran en eso todos
los días de la semana, incluyendo domingos, y por cuyas manos pasan mercancías
que alcanzan un valor cercano a los 200.000 millones de euros al año (20% del
PIB), el 85% de las exportaciones y el 65% de las importaciones. Estas cifras
nos dan una idea del poder que tiene esta sección clave de la clase
trabajadora. Su fuerza es nuestra fuerza si luchamos juntas. Una plantilla con
salarios dignos y duras jornadas de trabajo. Unas condiciones laborales
labradas mediante la lucha desde cuando los barcos se descargaban sin grúas,
directamente a espaldas de los trabajadores y trabajadoras. Una lucha de años
que nos recuerda, por ejemplo, el alto nivel de auto-organización y de conciencia
de clase con el que contaba la plantilla del Puerto de Sevilla en los años
treinta, justo antes del golpe de estado fascista.
Ahora
ocurre lo mismo que cuando hay, por ejemplo, una huelga en la recogida de
basuras. Mucha gente se da cuenta entonces de que todos los días trabajan
muchas personas para mantener limpias nuestras ciudades. Y aun así hay gente
que dice que la clase trabajadora no existe o que ya no tiene el poder que
tenía antes. Afirmaciones que se dan de bruces con la realidad una y otra vez.
Hace años que las huelgas en la recogida de basuras frenan recortes laborales.
La
liberalización de la estiba de la UE y del gobierno español no es más que
precarización en la línea de las últimas reformas laborales del PPSOE. Quieren
precarizar a todos los sectores laborales para aumentar los beneficios de los
grandes empresarios, al tiempo que eliminan cualquier ejemplo de que luchando y
estando organizado se pueden disfrutar condiciones laborales dignas. Algo
parecido hacen atacando a los empleados y empleadas públicas antes de impulsar
cualquier reforma laboral. Primero despliegan una campaña difamatoria diciendo
que los empleados públicos somos unos privilegiados y luego atacan con los
recortes sociales en la función pública, lo que abre las puertas a precarizar
los demás sectores, pues el empleo público actúa de referencia general en
condiciones laborales. Ahora vienen con el mismo discurso que intenta dividir a
la gente trabajadora y nos dicen que los estibadores son unos “privilegiados”
cuando en realidad la privilegiada es la patronal portuaria, que gana millones
de euros cada día.
Los y
las estibadoras se están preparando para la huelga frente al ataque patronal,
del gobierno español y de la UE. Joaquín, un estibador del Puerto de Sevilla
nos cuenta que su “reivindicación fundamental es que el sistema de estiba se
adapte a la sentencia del tribunal de Luxemburgo. Para ello basta con cumplir
con sus tres mandatos, y para ello es necesario el consenso de patronal y
sindicatos, y cuando esto ocurra, el gobierno tiene que legislar adaptando la
Ley de Puertos o con un Decreto. Modificar la normativa actual sin
consenso complicaría las cosas. Lo que está ocurriendo es que el
gobierno del PP, aprovechando la mencionada sentencia, quiere hacer una
reestructuración del sector de la estiba, acabando con nuestra capacidad
sindical, y mandarnos a una ETT, con un despido de 20 días por año. El gobierno
del PP sabe que de eso no va la sentencia”.
La
misma UE y el mismo gobierno español que quieren precarizar el trabajo en la
estiba son los que condenan a decenas de miles de personas a morir ahogadas en
el Mediterráneo y a cientos de miles a vivir en campos de detención inhumanos.
Joaquín piensa que “la UE ha sido y está siendo una decepción, se
está demostrando que su objetivo no es el progreso de sus ciudadanos, ni
ser un espacio donde se defienda una sociedad del bienestar justa y solidaria.
Solo tenemos que ver su política migratoria por la guerra de Siria o las
políticas que se están imponiendo por Alemania desde que empezó la crisis.
Recuerdo cuando se votó aquí la Constitución Europea y se aceptó
mayoritariamente con un 77% de los votos. En Francia, sin embargo, se impuso el
no con más de un 54% de los votos. A eso lo llamo yo "cultura del
trabajo". Una de las razones fundamentales por la que no se aprobó en Francia,
es porque la gente la leyó y debatió en muchos foros diferentes. Aquí los
medios de comunicación y los partidos mayoritarios nos condujeron a votar sí y
sus limitaciones las conocía una minoría. La conclusión es que la UE no está
enfocada a dar protagonismo a la gente trabajadora y sí a beneficiar a grandes
corporaciones”.
A
pesar de la campaña de intoxicación mediática del gobierno, la lucha de la
estiba ha despertado la solidaridad de mucha gente trabajadora que está sufriendo
la precariedad de las últimas reformas laborales, también liberalizadoras.
Según Joaquín, "en general cuando se explica el conflicto la gente entiende
la tropelía que intentan hacer en este sector y, después de la contaminación
informativa y de la criminalización que se hace desde los medios, estamos
satisfechos porque era de esperar una reacción parecida a la que se tuvo en su
día contra mineros, controladores aéreos, trabajadores del metro… Pero creemos
que no ha dado el resultado esperado por el gobierno del PP. Al final la
gran mayoría de los trabajadores a los que se les explica cómo hemos llegado
a esta situación nos ve más como una referencia de lucha obrera que como nos
han pintado los medios afines al liberalismo, como unos privilegiados”.
En la
última jornada de movilización de las Marchas de la Dignidad aparecieron
bloques de estibadores en lucha en ciudades portuarias de todo el Estado
español, mostrando una unidad clave en la lucha de la gente trabajadora.
El gobierno del PP es un “gobierno zombi” y débil que necesita al PSOE para gobernar,
lo que hace que continuamente ponga en evidencia sus contradicciones. Se trata
de un gobierno temeroso de las movilizaciones sociales, pues sabe que pueden
estallar masivamente en cualquier momento. Esto se refleja, por ejemplo, en la
marcha atrás en la precarización de los contratos de los y las becarias
predoctorales de investigación en cuanto ha empezado a ver protestas.
De salir
victoriosa, la batalla de las y los estibadores podría inyectar confianza y
optimismo en la lucha colectiva a mucha gente trabajadora, sirviendo de
referencia e impulsando otras luchas sociales. En respuesta a la pregunta de si
es necesaria una huelga general ahora contra las políticas de recortes del
gobierno de Rajoy y la austeridad de la Unión Europea, Joaquín responde que
“sí, creo que es necesaria desde hace mucho una nueva huelga general. Porque
es la única forma de demostrar que no se está de acuerdo con el camino
elegido por los dirigentes de este país, pero la clave no está en convocarla,
hay que prepararla bien porque tiene que ser un éxito. Me gusta mucho como
lo hacen en Francia, la hacen por sectores y duran más de un día. Aquí hay que
mentalizar al trabajador de que esa es una de las fórmulas no solo para
conseguir nuestros objetivos como trabajadores, además también lo es para
recuperar parte de la dignidad que nos han arrebatado”.
Al
cierre de esta edición, el débil gobierno de Rajoy ha sido derrotado en el
Congreso de los Diputados con el rechazo del decreto ley de liberalización de
la estiba. Un paso adelante en el Parlamento gracias a la movilización. Se ha
ganado una batalla, ahora hay que ganar la guerra por unos puertos dignos.
Jesús
M. Castillo
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