Según datos oficiales de la propia Consejería de
Educación, en el presente curso, el Sistema Educativo Andaluz cuenta con
120.000 trabajadorxs y 1.850.000 alumnxs, es decir, cerca de dos millones de
personas (considerando también al Personal de Administración y Servicios) que
comparten día a día centros educativos, lo que supone casi el 25% de la
población andaluza. Si a estas cifras sumamos las familias directas del
alumnado, nos colocamos en los seis millones de andaluces y andaluzas que están
relacionadxs de manera estrecha con las escuelas, lo que supone casi el 80% de
la población. Es decir, que tres cuartas partes del
conjunto de lxs andalucxs se da encuentro cada día en un lugar concreto: las
escuelas en las que, además, depositan cada día sus esperanzas de futuro.
Porque el Futuro de cualquier sociedad no está en las leyes dictadas al margen
de las comunidades educativas. ni en los parlamentos en los que los gobiernos
pactan la destrucción de la educación pública sin contar con esa sociedad, sino
que ese Futuro está dentro de las escuelas y, por tanto, son responsabilidad de
todos y todas.
Estos datos, que son extrapolables a cualquier ámbito
geográfico de lo que llamamos mundo desarrollado, son manejados por las
administraciones públicas, que conocedoras del potencial transformador que
tendrían estos núcleos organizados, gobiernan para mantener a raya a esta masa
abrumadora. Para ello, han llevado a cabo varias medidas:
- Han levantado y levantan altos muros físicos y
burocráticos alrededor de las escuelas para mantener al colectivo más numeroso
e influyente de la comunidad educativa (las familias) al margen de los centros
escolares, generando una situación en la que la gente no puede entrar si no es
con cita previa o algún motivo concreto, produciendo en este sector de la
población (recordemos, casi la totalidad de los votantes) una percepción de las
escuelas filtrada por lo que oyen de sus hijos e hijas, limitando su
participación en las mismas a su asistencia a las fiestas de fin de curso o, en
el mejor de los casos, a su implicación en AMPAS cada vez más centradas en la
organización de eventos lúdicos como el día de Andalucía y fiestas de
graduación.
- Han sentado a las principales organizaciones del
profesorado, tales como los sindicatos, en estériles mesas de negociación, en
demasiadas ocasiones alejadas de la realidad de los centros educativos. A la
vez, han alimentado el discurso antisindical a través de sus potentes medios de
comunicación, lo que se ha traducido en una participación paupérrima del
profesorado en estas organizaciones. A esto se ha sumado lo que ha venido en
denominarse la “dinámica del agobio” o la excesiva burocratización del trabajo
docente, con un acopio creciente de labores administrativas que imposibilitan
la participación del profesorado en dichas organizaciones e, incluso, una mayor
implicación en su propio trabajo.
- Han vilipendiado la participación del alumnado,
controlando el nombramiento de los equipos directivos al servicio de la
administración. Unos equipos directivos que tejen las líneas maestras de actuación
pedagógica de sus centros coartando sistemáticamente el derecho a la
participación crítica del alumnado, de quien solo se espera que estudien mucho
para mejorar su acceso al mercado laboral. No en vano, se suceden una y otra
vez las dudas en cuanto a la participación del alumnado en las distintas
movilizaciones, gracias a una regulación pretendidamente ambigua de este
derecho. Así por ejemplo vemos huelga tras huelga no como excepciones, sino
como “normales”, los casos de grupos de alumnos y alumnas amenazadxs,
coaccionadxs y engañadxs sobre su propio derecho a organizarse, a reunirse o a
asistir a huelgas legalmente convocadas.
En este contexto, urge la organización de los diferentes
sectores de la comunidad educativa en torno a los objetivos que nos unen, como
son la creación de una escuela pública y digna, participada por todxs, que
busque un aprendizaje emancipatorio, única vía para conseguir una
transformación real de la sociedad. Y es en este sentido como surge hace ya
algunos años un movimiento social desde abajo, horizontal, plural y
asambleario, la Marea Verde, que poco a poco se inserta en el imaginario
colectivo como algo ambiguo, porque es difícil establecer qué o quiénes son la
Marea Verde, pero aceptado y respetado por una amplia mayoría social.
La Marea no ha parado de recibir críticas por todas
partes desde que viéramos las primeras camisetas verdes hace unos años en
Madrid, a raíz de aquellos recortes educativos mandatados por el gobierno de
Zapatero. Desde el gobierno se ha tachado a las familias, al alumnado y a
docentes de “radicales”, una mentira que ha caído siempre por su propio peso en
las numerosas acciones reivindicativas pacíficas, creativas y educativas que
han surgido del colectivo. Incluso, desde el gobierno andaluz, la presidenta
Susana Díaz se ha atrevido a afirmar en prensa que eso de la Marea Verde en
Andalucía no existía. Afirmaciones desmentidas una vez tras otra en las
numerosas ocasiones en las que la Marea ha teñido de verde las calles de las
ciudades andaluzas. Pero las críticas también se han sufrido por parte de
algunas cúpulas sindicales, a las que en demasiadas ocasiones parece perturbar
que el profesorado sea capaz de organizarse junto a familias, alumnado y el
resto de la comunidad educativa para llegar, precisamente, a donde ellos no
llegan. A pesar de todo esto, cuando la Marea crece es capaz de arrasar con
todo y así lo ha demostrado en numerosas ocasiones. Porque a pesar de ser algo
“ambiguo”, a pesar de los numerosos intentos de apropiación que ha sufrido y
pese a que “nadie” es Marea Verde, resulta que MAREA VERDE somos TODXS:
docentes, familias, alumnado, etc. con un objetivo común: la defensa de la
“Escuela Pública de todxs y para todxs”. Y la mayoría de la sociedad se siente
identificada con este objetivo y representada en las camisetas verdes (por dar
un dato, solo en los días previos a la huelga nos han solicitado más de 300
camisetas desde diversos puntos de la provincia y el día de la huelga se
agotaron todas nuestras existencias).
La Marea ha conseguido reunir en grandes manifestaciones
o tras la misma pancarta a colectivos en lucha, docentes, estudiantes o
sindicatos que de otro modo nunca hubieran coincidido en la defensa de las
mismas reivindicaciones, y ese ha sido su gran logro. Y esto es precisamente lo
que ha ocurrido en la última jornada de Huelga General Educativa del 9 de Marzo
en Sevilla y en otras muchas ciudades andaluzas. En concreto, la comunidad
educativa sevillana demostró que la unión de todxs y la lucha en las calles es
el único camino posible para obligar a la clase política a parar los recortes y
salvar nuestra escuela pública. Con este objetivo, y tras el lema NO A LOS
RECORTES, NO A LA LOMCE, NO A LA PRIVATIZACIÓN, POR LA PÚBLICA, nos unimos el día
9 docentes, alumnxs, madres y padres, personal de administración y servicios y
numerosas personas a título individual en una jornada de huelga que pretendía,
y consiguió, ir más allá. Participamos en piquetes informativos en varios
centros de la ciudad; se organizó una ludoteca durante toda la mañana en el
Centro Cívico ‘Las Sirenas’ para posibilitar su derecho a hacer huelga a
aquellas familias que trabajaban y llenamos las calles de verde y de consignas
en defensa de la pública en dos grandes manifestaciones. Además, mostramos todo
el talento de la Pública en el certamen “La Pública tiene talento”, en el que
pudimos disfrutar de numerosos conciertos, actividades artísticas y creativas
para todas las edades y los gustos.
Una vez superada esta jornada de huelga tenemos claro
que las siguientes olas de la Marea pasan por seguir construyendo esas redes de
la comunidad educativa en su conjunto, por construir luchas desde lo local, en
los centros y en los barrios, hacia lo global, en la Marea Verde Andaluza y en
las mareas por la educación pública estatal en la que venimos trabajando varios
años por esa “Escuela que queremos”. Y todo esto no hace más que poner de
manifiesto, una vez más, que la lucha debe continuar, que hemos de seguir
saliendo a la calle, coordinándonos y trabajando en la construcción de una
educación con todos los recursos que nuestro alumnado merece, una educación
pública digna, de calidad, laica, inclusiva y 100% pública.
De hecho, para dar continuidad a la movilización del
pasado día 9, ya está convocada una próxima asamblea de Marea Verde Sevilla a
la que invitamos a asistir a toda la comunidad educativa sevillana, y que
tendrá lugar el jueves, 23 de marzo, a las 18 horas en el IES Cervantes, de
Sevilla, a la que llevaremos los acuerdos y propuestas de las asambleas
realizadas previamente en los centros y localidades para consensuar allí
nuestra hoja de ruta y próximas movilizaciones.
Irene Yébenes y Juan Rodríguez-Rubio, activistas de la
Marea Verde Sevilla
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