jueves, 26 de mayo de 2016

Libia: Están preparando una nueva intervención imperialista


Una nueva intervención imperialista se prepara para Libia en los próximos meses, confirmando definitivamente el fracaso total de la intervención de 2011. En marzo de ese año, durante la revolución que derribó a Gadafi, los países de la OTAN, en coalición con monarquías árabes, empezaron a bombardear a Libia, para “salvar la población civil de las masacres de Gadafi”.

En realidad, querían determinar que el escenario post-revolucionario de Libia no saliera de los límites del orden y de la “seguridad” imperialistas. Cinco años más tarde, ellos mismos reconocen que el caos en Libia es increíble. Obama, en su última entrevista en la revista Atlantic, manifiesta que la intervención en Libia ha sido el peor error de su mandato. Ahora es Italia el país que encabeza una nueva coalición de los “dispuestos” que va a intervenir otra vez, con la esperanza de imponer la “estabilidad” de nuevo.

Los planteamientos mencionan entre cinco y seis mil soldados. Gran Bretaña se declara dispuesta a ofrecer entre 800 y 1300, dependiendo de lo que van a ofrecer los demás: Alemania, Francia y el estado Español. Todavía se desconoce cuál será la participación de regímenes árabes, como Egipto.

Libia a nivel militar está dividida en por lo menos cuatro partes, en el este bajo el ejercito que seguía al gobierno de Tobrouk, en el oeste el control lo tiene la coalición que controlaba el gobierno de Trípoli, en el medio de la costa mediterránea ha extendido su control el “Estado Islámico”, mientras el suroeste está controlado por milicias Touareg. De hecho, esta descripción es simplificada. El ministro inglés de Asuntos Exteriores, respondiendo recientemente a preguntas en el Parlamento británico acerca de los “dos bandos opuestos en Libia” dijo que “ojalá fueran las cosas tan simples y hubieran dos bandos. Hay 120 bandos”. Esta enunciación se hizo un día después de que el ministro regresara de una visita a Trípoli de Libia.

Hasta recientemente Libia tenía dos gobiernos. Después de intentos sistemáticos por parte de los grandes poderes, se puso en marcha un “gobierno unitario” con el que podrían tener discusiones. El resultado fue que en vez de un gobierno sustituyendo a dos, los libios obtuvieron un tercer gobierno al lado de los otros dos. El parlamento de Tobrouk, al que reconocían los grandes poderes, todavía no ha reconocido la autoridad del nuevo gobierno. Este gobierno es el que ahora tiene que hacer una “invitación” formal a la coalición que está organizando Italia para intervenir en el país.

Por ahora, el nuevo presidente impuesto en el país está presionando a los imperialistas para que interrumpan las sanciones y empiecen a suministrar a su ejército. Pero, nadie tiene confianza en nadie. Los ejércitos que se están peleando llegaron la semana pasada al punto de interrumpir la exportación de petróleo, mientras en Trípoli, poco después de la visita de embajadores occidentales que estuvieron ahí para reconocer al nuevo gobierno, estallaron escaramuzas militares.

En el este, ha impuesto su control el general Halifa Haftar, el que se presenta como el azote de los islamistas, pero todos saben que las armas y el apoyo no los debe al parlamento de Tobrouk, sino al dictador de Egipto, Sisi, el que le facilita todo lo que necesita. Una de las metas de la intervención de 2011 era asegurar el flujo normal del petróleo. Esta meta ha fracasado totalmente y hoy hay instalaciones que se han destrozado por el poco uso y la incapacidad de exportar.

Dentro de una situación así, los poderes occidentales pretenden que la intervención que están preparando no es “bélica”, sino es simplemente para entrenar las tropas que necesita el nuevo gobierno. Esta es también la excusa que utiliza Cámeron en Gran Bretaña. Se Niega a presentarse en el parlamento para contestar a los diputados, mientras sus ministros dicen que no es necesaria una votación en el parlamento, porque no se trata de una intervención bélica. La última vez que Cámeron pidió el voto del parlamento para la intervención en Siria, perdió. Las mentiras no tienen mucho éxito. Los diputados conservadores mismos que no tienen ganas de apoyar otra vez una guerra-fiasco dicen que “Libia es un estado fracasado que está en situación de una guerra civil multifacética. Por eso, cualquier despliegue de fuerzas británicas, es por definición un involucramiento en un conflicto militar.”

Dentro de esta semana se organizan en Viena discusiones acerca de cómo apoyar al nuevo gobierno y de los próximos pasos hacia la intervención. Su miedo sobre la situación en Libia se refleja en que la proporción de soldados con misión de seguridad de las propias fuerzas occidentales es más grande que en otras intervenciones, incluso en Irak. Si, como dicen, hay 120 bandos en esta guerra, los soldados que van a pisar en Libia, tienen que protegerse por 120 lados. Obviamente, como en Siria, todos declaran que están luchando contra el Estado Islámico, y piden armas para hacerlo. Dejando al lado sus hipocresías, uno de los “logros” de la intervención de 2011 es que han llegado al punto de tener en Libia el Estado Islámico exportado desde Siria. Según el Pentágono, en el año pasado, el número de los militantes de ISIS aumento de cuatro a seis miles en Libia.

El camino mortal del Mediterráneo


Italia está encabezando la nueva agresión por dos razones. Por un lado, es el antiguo poder colonial que tenía bajo su control a Libia hasta 1943 y la considera como su patio interior, de la misma manera que Francia está en primera línea para bombardear Siria. Por otro lado, porque por Libia pasan miles de refugiadas y migrantes hacia las islas italianas y Europa.

El régimen de Gadafi, sobre todo en los últimos años, se había convertido en el mejor aliado de la Europa fortaleza, asegurando que los migrantes africanos terminarían en cárceles y campos dentro de Libia y no en pateras que llegan a Lampedusa o Sicilia. El derrumbe del régimen abrió las puertas de la migración y los primeros ahogamientos masivos de migrantes se convirtieron en rabia y presión para que se rompieran los acuerdos de Dublín y todos los mecanismos de la Europa fortaleza.

Ahora, con el acuerdo entre UE y Turquía y la escalada de barreras racistas en Grecia y en los Balcanes, la llamada “ruta del mediterráneo central” se hace otra vez muy importante. En 2016, la mayoría de los migrantes y refugiados muertos en el Mediterráneo han perdido su vida entre Libia e Italia (976 víctimas oficialmente hasta el 6 de mayo, añadiéndose a las 376 personas que se han ahogado en el mar Egeo). Cerca de 30 mil han llegado a Italia este año. En su mayoría, hasta ahora, los que intentan pasar por Libia vienen de Nigeria, Gambia, Senegal, Guinea y la Costa de Marfil. Pero las instituciones mismas de la ONU prevén que se va a aumentar la gente de Asia que intenta esta ruta marítima difícil

La intervención que está preparando Italia tiene como meta que la política de Gadafi encuentre otra vez un apoyo. Necesitan un régimen que pueda encarcelar a refugiadas y migrantes en África y hunda las pateras antes de que lleguen a aguas europeas.

Todos los buitres que han masacrado la primavera árabe (europeos y regímenes como él de Sisi) ahora no pueden controlar el caos que ellos mismos han producido, desde Iraq hasta Libia. Siguen con miedo a un nuevo levantamiento de la gente, como es obvio por el nivel de represión que está ejerciendo Sisi en Egipto. El movimiento de solidaridad a los refugiados, y un nuevo movimiento contra la guerra es la garantía que sus planes no van a funcionar.

Nikos Loudos, militante de CAA