martes, 28 de febrero de 2017

READMISIÓN DE LOS EVENTUALES DE LIPASAM YA ¡NI UN PASO ATRÁS!



Los eventuales de LIPASAM, la empresa municipal de limpieza pública de Sevilla, continúan en la brecha reivindicando sus derechos. Han estado hasta hace pocos días en una situación de total incertidumbre donde la empresa les comunicó el pasado octubre que no volverían en futuras campañas. La movilización es la única arma de la que disponen est@s trabajador@s para la defensa de sus derechos laborales ante el avance de las políticas neoliberales de recortes y ataques constantes a la clase trabajadora. Por la cual piden comprensión y apoyo ante esta grave situación. Los más afectados lógicamente son l@s trabajador@s, que tienen que recurrir a la lucha en defensa de sus puestos de trabajo que ya tenían y para reivindicar que LIPASAM sea una empresa pública que garantice unos servicios públicos de calidad, ahora en peligro de privatización mediante la externalización.
Las medidas adoptadas por la empresa son la antesala de una drástica disminución en las contrataciones de eventuales, algo que consideramos que va hacia la búsqueda del despido libre. Ahora bien, cuando la empresa les comunicó que no volverían a trabajar –sin mediar ninguna explicación– y les cerró la puerta en la cara, el colectivo de eventuales, lejos de rendirse, comenzó una serie de movilizaciones que aún perdura. El viernes 17 de febrero emprenden nuevamente otra ola de movilizaciones con marchas desde la central de LIPASAM hasta el Ayuntamiento, sin fecha final hasta que se les readmita. Reclaman su reincorporación inmediata al trabajo y el mantenimiento del empleo, amparándose en el convenio colectivo de LIPASAM y en una resolución de julio de 2016, que establece la conversión de los contratos eventuales en indefinidos.
Desde el Colectivo Acción Anticapitalista apoyamos a l@s trabajador@s eventuales de LIPASAM, tanto en sus convocatorias de huelga de 2013 como en las reivindicaciones que vienen haciendo a raíz de la exclusión de est@s 60 trabajador@s. Es imprescindible que a estas se sume la totalidad de l@s trabajador@s y que se garantice el empleo de tod@s para no dividir a la plantilla como pretende la patronal y los sindicatos que la cubren. L@s eventuales no son moneda de cambio como desde hace mucho tiempo pretenden. Para comprender el conflicto es necesario hacer un recorrido para conocer sus antecedentes, ¿por qué se ha llegado a esta situación?
Huelga de 2013


Los motivos laborales más importantes sobre los cuales se asentaba esta huelga eran la reducción salarial del 5% y la conversión de los contratos en días, de manera que aumentaba la jornada laboral. Esto provocaría que hubiera menos descansos y un gradual descenso en la contratación de trabajador@s eventuales. El propósito de la patronal no era otro que ganarle terreno a l@s trabajador@s para ir hacia agentes económicos privados y atentar contra los servicios públicos externalizando talleres y reduciendo presupuestos.
Por ello, y tras una serie de sucesos relacionados, más de un millar de trabajador@s de LIPASAM se movilizó por las calles de Sevilla. Las trabajadoras y trabajadores de Mercasevilla se sumaron también en medio de un gran despliegue policial y un bombardeo masivo y continuo de los medios afines al régimen. Ambas empresas tienen mucho en común: a pesar de ser consideradas públicas, su gestión es completamente privada y existe una gran opacidad en la rendición de cuentas, plantillas y bolsa de empleo, etc. L@s trabajador@s de Mercasevilla –empresa en la que el 51% del capital es del Ayuntamiento de Sevilla– ya venían de una trayectoria de lucha. Salieron a la luz unas grabaciones de audio en las que su director, Fernando Mellet, exigía a unos empresarios hosteleros andaluces la suma de 450.000 euros a cambio de lograrles una ayuda de 900.000 euros para impartir cursos de formación, en uno de los episodios de la trama de corrupción de los EREs de Andalucía.
La de 2013 fue una huelga compleja, sobre todo para las trabajadoras y trabajadores de LIPASAM. El Ayuntamiento mantuvo el pulso para que Antonio Bazo (Portavoz del Comité de Empresa de LIPASAM, de CCOO) decantara la balanza en favor de la patronal. Esta movilización supuso una patata caliente para Zoido y los suyos. La basura seguía amontonándose por millares de toneladas en las calles de Sevilla, y sólo pasado más de una semana comenzó el diálogo y la negociación.
A l@s trabajador@s se les propuso llegar a un acuerdo totalmente insuficiente que, en una votación a mano alzada, fue rechazado por fijos y eventuales. Aquello no convenció a nadie. Así que el Comité de Empresa creyó mejor repetir las votaciones y convocar una nueva asamblea en un marco muy diferente, el Palacio de Congresos, y a puerta cerrada. El colectivo de eventuales no pudo votar en dicha asamblea. L@s trabajador@s iniciaron la reunión lanzando gritos de “¡Zoido, dimisión!”. A grandes rasgos, lo que trataban de imponerles era una reducción salarial del 3,6% (frente al 5% que planteaban al principio), un aumento de la jornada a 37’5 horas semanales y su gran caballo de Troya: la regularización de la bolsa de trabajo con el compromiso de contar con quienes figuraban en ella en aquel momento. Esto último dividió a l@s trabajador@s y fue el motivo principal para que se decidiera parar la huelga.
A l@s eventuales se les discriminaba y no pudieron ejercer el voto secreto como el resto del personal. Desgraciadamente, el resultado fue de 846 votos a favor y 135 en contra para aceptar el preacuerdo pactado por arriba. Así se acabó en ese momento con la lucha para la consecución de unos derechos laborales dignos y volvió a ganar la patronal.
Eran los tiempos donde el actual Ministro del Interior, José Ignacio Zoido (PP) era alcalde de Sevilla. Su sucesor y actual alcalde, Juan Espadas (PSOE), que en aquel momento estaba en la oposición, apoyaba la huelga hipócritamente tan solo con miras electoralistas. La izquierda institucional no tenía suficiente fuerza para resistir los envites del gobierno municipal. Tampoco existía un sindicato combativo dentro de la empresa lo suficientemente potente como para hacer de contrapeso a los verticales y colaboracionistas con la patronal (CCOO y UGT). Hasta Espadas tachaba de “irresponsabilidad y falta de respeto a los trabajadores” estas medidas y decía que “degradaba la imagen como empleados de la basura”. Por entonces, Antonio Bazo (CCOO) jugaba un papel determinante, rechazando las acusaciones de vandalismo del Ayuntamiento hacia l@s trabajador@s de LIPASAM y alegando que “la plantilla está más unida que nunca porque sus reivindicaciones son justas”.
Posteriormente, algo cambió notablemente en Bazo y pasó a definir las propuestas del Ayuntamiento de “interesantes; se ajustan al acuerdo tanto para una parte como para la otra y a las reivindicaciones que venimos haciendo”. Estos burócratas venden humo, necesitan de su poder para pactar con la patronal. En aquel caso fue Zoido, y ahora es Espadas quien necesita de sus pactos para que no cambie nada. Por nuestra parte, la clase trabajadora necesitamos la movilización y la lucha.
Vídeo de manifestaciones de los trabajadores frente al Ayuntamiento en 2013:


Acuerdo con el SERCLA, nuevos criterios excluyentes en la bolsa de empleo y plenos: se abre un nuevo horizonte
El Sistema Extrajudicial de Resolución de Conflictos Laborales de Andalucía (SERCLA), con efectos sobre 330 trabajadores de la anterior bolsa de empleo especifica que: "se consideran trabajadores indefinidos no fijos por tiempo discontinuo aquellos eventuales procedentes de la bolsa de empleo temporal de 2005, que fue sustituida en 2009, y que integraran la citada bolsa a 31 de diciembre de 2012 y cuyos contratos han tenido un carácter cíclico a lo largo de estos años". Esta fue una victoria importante de aquell@s trabajador@s que estaban a partir de esa fecha –y el colectivo de eventuales lo reconoce abiertamente-, aunque no hay que ignorar que excluye directamente a cualquiera que fuese contratad@ después de esa fecha, como es el caso de est@s 60 trabajador@s eventuales que se manifiestan presionando en las puertas del Ayuntamiento durante estos días. Se les puso un filtro amparándose en la antigüedad para luego aplicar unos criterios reguladores mediante los cuales se les excluía de la posibilidad de seguir trabajando en LIPASAM y entrar en la bolsa. Quisieron dividir nuevamente a la plantilla con estas medidas de “ajuste” que venían condicionadas por el turnismo de los gobiernos municipales del PPSOE –de Zoido a Espadas–, pero no esperaban que much@s trabajador@s se unirían entorno al Sindicato Andaluz de Trabajador@s (SAT), un sindicato combativo que ya se había implantado en la empresa años antes para pelear por los derechos laborales.
En 2013 entraron a trabajar periódicamente las primeras personas bajo la definición de los famosos programas de “integración social”, por el Servicio Andaluz de Empleo (SAE), como refuerzos para cubrir los picos de trabajo de Feria, Navidad y verano. En 2014, 2015 y 2016 los llamaba directamente LIPASAM. El Ayuntamiento, con Espadas a la cabeza, ya estaba preparando esa conversión de la “integración social” de Zoido para fomentar la exclusión laboral y promover la «liberalización» de la bolsa de empleo de LIPASAM donde est@s trabajador@s, en principio, ya no tenían cabida.
El colectivo de 60 eventuales de LIPASAM hasta hace no mucho no han obtenido apoyo institucional por parte de las fuerzas más a la izquierda, tan sólo tenían a su sindicato (SAT). Han sido incansables y persistentes; no han parado de manifestarse y visibilizarse a las puertas del Ayuntamiento desde octubre y haciendo marchas por toda la ciudad. En un principio, tanto Participa Sevilla como Izquierda Unida (IU) se inclinaban por concentrar los esfuerzos en la apertura de la bolsa de empleo, ya que entendían que existía mucha opacidad y monopolio de esta empresa pública en la gestión. Desde el SAT nos parecía que era un proceso interesante y necesario, pero que se demoraría mucho y que no era incompatible con las reivindicaciones actuales de est@s trabajador@s para presionar al PPSOE. Entendíamos que esta posición no respondía a las necesidades de emergencia social y laboral que tienen estas trabajadoras y trabajadores. Su categoría de eventuales les otorga legalmente el derecho al reconocimiento como trabajador@s indefinid@s, según establecen los convenios de LIPASAM.
Por la defensa de los servicios públicos y contra la precariedad laboral ¡Ni un paso atrás hasta la victoria!
El Comité de Empresa, presidido todavía por Antonio Bazo, y el gobierno municipal, están debilitándose mucho. Saben perfectamente que este colectivo de trabajador@s está ahora más unido, organizado y con más fuerza que nunca. Temen que la readmisión suponga una ruptura en las dinámicas de poder sindicales dominantes en LIPASAM, donde la burocracia de los sindicatos verticales y colaboracionistas (CCOO y UGT) no ha parado de negociar a espaldas de l@s trabajador@s, en favor de un pacto con la patronal y de manera insuficiente para quienes prestan su fuerza de trabajo diariamente.
Las cosas han cambiado considerablemente, y ahora sí que tanto Participa Sevilla como IU han decidido apoyar a este colectivo en lucha abiertamente. Habría que hacer especial mención a la dedicación de Sofía González (Participa y SAT) y de Cristina Honorato (Participa), que han sabido escuchar las reivindicaciones de estas trabajadoras y trabajadores, y que han contribuido con su persistencia, junto a IU y a Ciudadanos, a forzar el apoyo a este colectivo de cara a próximos plenos. Es tal este ejemplo de lucha, que el Comité de Empresa ha virado sus posiciones en los últimos días y ahora "apoyan estas movilizaciones" y se han sentado a negociar con el abogado de l@s eventuales para llegar a un "acuerdo extraordinario". Grandes avances, fruto de la lucha en la calle, la constancia y la tenacidad de estas trabajadoras y trabajadores. Está aún por ver qué condiciones les ofrece el Comité.
Animamos a la actual plantilla de LIPASAM a solidarizarse con este colectivo de eventuales, ya que si la patronal sigue ganando espacio puede condicionar el aumento de sus jornadas laborales y atentar contra sus derechos a base de reales decretos. Esta situación les suena bastante después de la que desencadenó las huelgas de 2013. Las agresiones y la pérdida de derechos solo pueden generar conflictos internos y a la larga un empeoramiento de las condiciones para tod@s. “Estos compañeros no deben temer por su empleo, ya que tienen más puntuación que nosotros amparados por el número de contratos firmados”, afirman desde el colectivo de eventuales.
Por otro lado, la ciudad sigue creciendo demográficamente y la plantilla actual no es suficiente, cada día aumentan las quejas por la falta de limpieza en los barrios (sobre todo los periféricos). Si además prescinden de est@s trabajador@s eventuales, la calidad del servicio descenderá significativamente. Además de la defensa básica de los derechos laborales, y del amparo legal que hemos mencionado que encuentran en este caso, mandar a estos trabajadores al desempleo no es lógico si se quiere garantizar la calidad de los servicios públicos, porque hay mucho trabajo que desempeñar. Defendemos unos servicios públicos de calidad. Todo el mundo quiere vivir en una ciudad limpia porque también contribuyen con sus impuestos para que así sea. Esto implica indiscutiblemente defender unas condiciones laborales dignas para l@s trabajador@s, y negarnos a su precarización y exclusión. Por ello pedimos también el apoyo de los ciudadanos y ciudadanas para garantizar el empleo de est@s trabajador@s y la calidad del servicio público municipal.
¡CONTRA LA DESTRUCCIÓN SILENCIOSA Y LA PRECARIZACIÓN DEL EMPLEO PÚBLICO! ¡LA LUCHA SIRVE!

José María Bravo

sábado, 25 de febrero de 2017

Después de Vistalegre II, ¿qué retos para la izquierda?



El congreso de Podemos, el llamado Vistalegre II, ha sido un momento clave para la izquierda, esté o no esté en Podemos. El hecho de que más de 150 mil personas sigan implicándose en un proceso de construcción de una alternativa política, participando en debates, invirtiendo su tiempo para reflexionar y organizar, es una señal de la politización que ha ocurrido en este país desde por lo menos el 15M. Los que, tan superficialmente, sumaban a Podemos con Ciudadanos bajo el nombre de “nuevos partidos”, tienen que reconocer cuán lejos estaban de la verdad. Hace un mes, Albert Rivera ganó las primarias en Ciudadanos con una participación de menos de siete mil militantes.
Pero lo más importante y positivo que ha salido de Vistalegre II es que se ha quedado en minoría el ala del partido agrupada alrededor de Iñigo Errejón, que reproducía exactamente el discurso que quería alejar a Podemos de la izquierda, quitarle la energía de la lucha en las calles y transformarlo en una maquinaria electoral como las del régimen. El ala de Errejón es la de quienes habían estado proponiendo seguir teniendo la mano tendida a la dirección de PSOE, al mismo tiempo que el PSOE tiene la otra mano abrazando a Rajoy.
Después de este resultado, PSOE y PP tuvieron la cara de informar a través de sus periódicos y de sus televisiones de que están contentos con el resultado porque Podemos gira hacia la extrema izquierda y así les deja más espacio para sus manejos. De verdad, si no fueran tan hipócritas, nos darían solo risa. A menos que sigan autoengañándose, pensando que la gente que ha girado hacia la izquierda en los últimos años, lo hizo porque Podemos ha sido moderado, y ahora que se “izquierdiza”… van a volver a llamar a las puertas del PSOE. Por cierto, ¿quién les va a abrir la puerta? ¿La gestora que ha echado al mismísimo Pedro Sánchez de la dirección? ¿O Susana Díaz, que está echando gente de los hospitales de Andalucía?
Más allá de estas mentiras, tenemos que sacar nuestras propias conclusiones de lo que pasó en Vistalegre II. Y la conclusión más necesaria es que ya dejamos atrás la época donde los debates estratégicos estaban prohibidos. La dirección de Podemos -todas sus alas sin excepción- ha gastado mucha energía en los últimos años para tratar de convencernos de que las grandes diferencias entre reformismo y revolución, los debates sobre el camino para cambiar el mundo, pertenecen al pasado. A quienes intentábamos avisar de que los debates los abrirá la realidad misma y de que por ello es mejor estar preparados antes de que llegue el momento, intentaron marginalizarnos y al final tuvimos que salir de Podemos (recordad la candidatura ´Andalucía desde Abajo´). La diferenciación de posturas políticas tuvo que llegar al nivel más alto (entre Iglesias y Errejón) para que explotara dejando espacio para un diálogo sincero.


Pero hace ya tiempo que está claro que la cuestión de estrategia no es algo marginal. Syriza en Grecia no cometió errores de táctica electoral y ganó las elecciones. Pero tenía una estrategia que esperaba que la conciliación con los capitalistas, con la Unión Europea y con las instituciones del estado (Iglesia, ejército, burocracia) le daría tiempo y espacio para reformas progresistas. Y ahora se ha transformado en el partido que está imponiendo un tercero y dentro de poco un cuarto memorándum de austeridad, a la vez que cierra las fronteras según el acuerdo racista con Turquía. Cómo evitar este camino, qué hacer para romper la cadena de la deuda, para parar el círculo vicioso de la austeridad, estas son las preguntas que necesitan respuestas por parte de la izquierda y estas respuestas no se dan con referéndums por internet.
La responsabilidad de infraestimar el debate estratégico recae por igual en todas las alas de Podemos. Por lo menos Iñigo Errejón ha sido el más sincero. Pero la misma lógica la compartían tod@s. Hace tres años, Iglesias explicaba que la revolución rusa venció porque Lenin empleó solo tres palabras claras “tierra, pan y paz” y así convenció a la mayoría. Era su manera de decir que los debates estratégicos sobran si tienes eslóganes astutos. En el boletín que tienes en las manos puedes leer un artículo que explica que la verdad es bastante diferente. Los obreros y obreras no se encantaron de repente con las palabras de Lenin. Los bolcheviques habían tenido un gran recorrido y, en la mayor parte de él, estaban en minoría. Estaban en minoría cuando luchaban contra la guerra “patriota” de Rusia, cuando decían que la clase obrera tiene más capacidad para cambiar el mundo, aunque fuera una pequeña parte de la población de campesinos. Estuvieron en minoría incluso después de la revolución de febrero de 1917 cuando se negaron a participar en el gobierno “revolucionario” que se formó, optando por seguir luchando en las fábricas. No cambiaron sus eslóganes para ganar público. Cambiaron las consciencias de la mayoría de la gente para ganar la revolución.
Desafortunadamente, “Anticapitalistas” dentro de Podemos demuestran la misma reticencia a abrir el debate estratégico. Insisten en el debate sobre el embalaje, la unidad, la estructura. Así el anticapitalismo es una palabra vacía de contenido. Por un lado, esto es el resultado de que ellas y ellos también se llevaron años siendo altavoces del experimento de Syriza que fracasó. Y se niegan a enfrentarse con la realidad de lo que significa la experiencia de los “Ayuntamientos de cambio”. Resaltar, por ejemplo, el hecho de que Kichi en Cádiz haya dado luz verde a la cooperación militar con el régimen saudí, no se tiene que entender como una crítica sectaria. Lo contrario. Es la prueba de que el problema no es si quien se sienta en el sillón de alcalde es más radical, más honesto o más demócrata. La pregunta es si has decidido aceptar los límites del capitalismo, o quebrantarlos.
Pero, si a nivel estratégico todas las alas de Vistalegre II están lamentablemente de acuerdo, a nivel político la diferencia ha sido clara y es también importante. El ala de Errejón proponía paciencia y estabilidad, alianzas parlamentarias y otras pruebas de “seriedad” a la espera de que Rajoy caerá como una fruta madura después de cuatro años. El ala de Iglesias apostaba por una oposición real en el parlamento y en la calle.
Es obvio que necesitamos oposición real y militante aquí y ahora. No hay tiempo que perder, no hay tiempo para la “paciencia”, porque el otro bando, el gobierno de Rajoy y los capitalistas, no está parado, sino que están organizando su ataque. Los que proponen “paciencia” basan su análisis en un presupuesto muy erróneo. Según Errejón y sus aliados, el sistema está en fase de reestabilización. Las elecciones han producido un gobierno estable y a la izquierda le toca esperar para no gastar sus fuerzas inútilmente.
Pero incluso si alguien tiene esta visión de la realidad española, tiene que tener horizontes muy estrechos para no ver las señales de que la situación a nivel mundial es todo lo contrario. La cuestión griega parece más pequeña de lo que era hace unos años, pero de nuevo está acercándose julio, cuando el gobierno griego tiene que pagar una gran parte de la deuda con un dinero del que no dispone. El Fondo Monetario quiere salir del plan griego porque dice abiertamente que no hay solución sin perdonar una gran parte de la deuda. Y están imponiendo otra vez al gobierno griego unos recortes en las pensiones y en los salarios que equivalen a la pérdida de un salario mensual al año.
Y al mismo tiempo que las “instituciones” estaban peleando por Grecia se disparó la prima de riesgo en Francia, sólo porque Marine Le Pen dijo que si gana las elecciones convertirá el 80% de la deuda francesa en francos. Las bolsas tradujeron este mensaje en la posibilidad de un recorte enorme a la deuda. Le Pen no va a ganar las elecciones, porque en Francia tiene enfrente una inmensa mayoría antifascista, pero las inquietudes por la crisis del euro no desaparecerán. Ahora están advirtiendo que, sea el que sea el próximo presidente, tendrá que aplicar nuevos recortes porque el déficit ha superado el 3%. Las luchas de 2016 mandaron a Hollande a su casa, y ahora Benoit Hamon, el nuevo líder del PSOE francés, no puede controlar ni a sus propios diputados, que se le van hacia el “modernista” Macron, mientras la derecha parece incapaz de hacer algo por los escándalos de su candidato Fillon.
Por su parte, los chantajistas que están presionando a Grecia tienen el problema en sus propias cuentas. En Italia tienen el cuarto primer ministro consecutivo que no ha salido de elecciones y que tiene que manejar una crisis bancaria y la deuda más grande de Europa.
Pero lo más llamativo es lo que está pasando al otro lado del charco, en el centro del capitalismo mundial, en el sistema político que tradicionalmente es el más estable. Se han sacado los cuchillos en la camarilla de Donald Trump y se están matando entre ellos desde las primeras semanas. Ya dimitió el asesor de seguridad nacional, Michael Flynn, ¡y ahora Trump acusa a la propia CIA! Trump se prepara para una visita al Reino Unido y ya el parlamento de este país ha declarado que es Persona Non Grata. Ni siquiera Isabel II está segura de querer invitarlo a tomar el tradicional té. Las iniciativas de Trump son tan divisivas y provocativas que crean inseguridad a la clase dirigente estadounidense. Es posible que creen la crisis más grande desde la época del Watergate.
Si en esta situación de inseguridad internacional alguien cree que el gobierno de Rajoy es un refugio de estabilidad, se autoengaña. El gobierno de Rajoy es un gobierno zombi, el único que se pudo formar después de tres elecciones, sin ninguna convicción y ninguna gana. Ciudadanos está muy lejos de poder jugar el papel de la locomotora y el PSOE en vez ser una ayuda para Rajoy puede resultar un peso. La más mínima iniciativa del gobierno puede romper al PSOE entre “gestora”, “Sanchistas” y muchas más facciones. Rajoy mismo dice que si no tiene el apoyo claro para los presupuestos de 2018 convocará nuevas elecciones. O sea, la descripción en la que se basa el análisis del ala derecha de Podemos es una ilusión que ni Rajoy se cree.
Nosotros y nosotras no tenemos que esperar hasta el congreso del PSOE ni hasta los presupuestos de 2018 para ver qué puede pasar. Nos toca intervenir ahora mismo para no dejarles ninguna perspectiva de reorganización.
Las luchas ya han empezado, no esperan a que lo decida la izquierda. Los estibadores están aquí y necesitan nuestro apoyo. Los que nos quieren a todos precarios, les están atacando por “privilegiados”. La lucha por la sanidad pública ha cogido ritmo después de la victoria en Granada y se extiende en todas partes. Ahora es el momento de no dejar que cierren ningún hospital y ningún centro de salud. Las iniciativas de l@s pensionistas están avanzando pasos para organizar la resistencia al nuevo robo de las huchas que están preparando. Esta lucha no tiene que limitarse a l@s jubilad@s, es una lucha para el futuro de toda la clase trabajadora. Las Marchas de la Dignidad ya están organizando la próxima cita el 28F, luchando por unir los diferentes movimientos y mareas.

La gente que está luchando tiene expectativas en la izquierda aquí y ahora.

Y al mismo tiempo están abiertas las batallas políticas. Después del acuerdo con Turquía, en Malta, hace unos días los líderes de la UE decidieron transformar Libia en otro almacén de almas sufridas. Quieren intervenir con armas para prohibir la huida de refugiadas y migrantes hasta las costas italianas. Estos mismos líderes “lamentan” la subida de fuerzas fascistas en Europa a la vez que fomentan el racismo más agresivo. Tenemos que pararles los pies construyendo el movimiento de solidaridad con las personas refugiadas. Y no se nos escape que Rajoy, los jueces y la parte más oscura del régimen están amenazando con represión contra las iniciativas del gobierno catalán hacia la autodeterminación.
Todas estas batallas concretas son el campo donde la izquierda tiene que demostrar su valía y su valentía. No solo en participar y construir los movimientos, sino también contribuyendo con ideas para unificar y avanzar. Tanto l@s militantes de Podemos como l@s de Izquierda Unida son indispensables en estas batallas. Aprovechemos la parte positiva de la experiencia de Vistalegre II y echémonos a la lucha, junt@s en frentes únicos de acción, dejando a un lado a los líderes que no pueden ver más allá de su escaño parlamentario. Esta es la prioridad número uno en este momento. Y dentro de estas luchas, el intercambio de ideas sobre la estrategia de cómo acabar con esta locura de sistema puede estar más viva que nunca.
Nikos Lountos

martes, 21 de febrero de 2017

EL TARAJAL… ¡SIEMPRE PRESENTE!



El pasado viernes 17 de febrero, hace apenas cuatro días, cerca de 500 personas lograron
saltar la valla de Ceuta por la frontera de El Tarajal, muchas de las cuales resultaron heridas. Desde el Colectivo Acción Anticapitalista les damos la bienvenida.
Dos semanas antes, el sábado 4 de febrero, algun@s compañer@s habíamos participado en la IV Marcha a El Tarajal (Ceuta) que, con el lema “Por la dignidad y la justicia en las fronteras”, se celebró en recuerdo de las 15 personas que perecieron al ser alcanzadas por las pelotas de goma disparadas por las Fuerzas de Seguridad del Estado español al intentar alcanzar la orilla de la playa ceutí de El Tarajal el 6 de febrero de 2014. En aquel momento escribimos una crónica de la marcha que se nos quedó en el tintero, y este episodio nos la recuerda y nos señala que, desgraciadamente, sigue de total actualidad, por lo que nos decidimos a publicarla hoy.
La marcha denunciaba las políticas migratorias de la UE y de los gobiernos PP-PSOE, el hacinamiento en los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETIs) y recordaba, no sólo a l@s 15 de El Tarajal, sino a todas las personas que mueren diariamente tratando de llegar a Europa.
La columna de Sevilla, promovida por Somos Migrantes, fletó dos autobuses, en los que partimos de Sevilla hacia Ceuta con mucha ilusión a las 6 de la mañana, junto a compañer@s de diferentes organizaciones. Después de dos horas en la carretera y una en ferri, llegamos a Ceuta, donde fuimos recibid@s por l@s organizador@s de la marcha. Nos dirigimos al salón de actos del Ayuntamiento, que hacia el mediodía empezó a llenarse de personas de diversas organizaciones y de distintas partes del Estado español, para asistir a una mesa redonda en la que participaron tres ponentes: Sani, estudiante camerunés, la abogada Patricia Fernández y el también letrado Andrés García.
La historia de Sani fue muy conmovedora. Es la de un estudiante que, para cursar estudios superiores, salió de su país. Sufrió un robo, lo que lo llevó a deambular por varios países africanos hasta llegar al Estado español. Hoy en día estudia Educación Social. El relato de su periplo por África y su experiencia en la valla de Ceuta hizo que las trescientas personas que ocupábamos el salón de actos nos levantáramos y aplaudiéramos.
Patricia Fernández y Andrés García hablaron después. La primera es abogada de la Coordinadora de Barrios para el Seguimiento de Menores y Jóvenes, y nos relató todos los problemas de dicho colectivo cuando logran llegar al Estado español. En 2015 consiguió, junto a otras organizaciones, que se admitiera a trámite un recurso contra el auto que exculpó de los delitos de homicidio a los 16 guardias involucrados en el episodio de El Tarajal. El segundo habló de las lamentables condiciones en los Centros de Internamiento de Inmigrantes (CIEs), y ambos coincidieron en que no basta con las manifestaciones e hicieron hincapié en la necesidad de que todas las organizaciones políticas, Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y movimientos sociales (MMSS) se agrupen en torno a un objetivo común: eliminar las vallas de Ceuta y Melilla.
Todas y todos allí compartíamos que el fin común de derribar las vallas de Ceuta y Melilla y el racismo y la xenofobia que representan nos unía más allá de las siglas. Además de representantes de MMSS, ONGs y organizaciones políticas, entre las más de trescientas
personas que abarrotaban el salón de actos, se encontraban muchas que habían conseguido saltar la valla y comenzaban su periplo en el Estado español.
A las cuatro de la tarde comenzó la manifestación, que transcurrió entre la Plaza de África y la playa de El Tarajal. La pancarta de cabecera iba seguida por las que se hicieron por la mañana, en un taller en la playa. La manifestación transcurrió movida e intensa en emociones, sobre todo cuando atravesamos el barrio de El Príncipe y la población árabe y africana ceutí se asomaba y nos apoyaba.
Cuando llegamos a la playa donde se produjo el asesinato de 15 personas que luchaban por buscar un futuro mejor, l@s manifestantes nos dispersamos a lo largo de la playa, vigilad@s por un fuerte cordón policial al otro lado de la valla. Se leyó un comunicado y se recordó a l@s 15 muert@s y a las miles de personas que en todo el planeta corren la misma suerte.
Desde el Colectivo Acción Anticapitalista apoyamos estos actos y recordamos que dos de los pilares de la lucha obrera son el internacionalismo y la lucha contra el racismo. Defendemos el fin de las fronteras y el libre tránsito de personas frente al capitalismo salvaje que agrede a toda la clase trabajadora por igual, viva donde viva. L@s inmigrantes subsaharian@s son nuestr@s herman@s, como lo son las refugiadas y refugiados sirias que huyen del horror de la guerra.
                                                                                                Marlene Llorca y Juan Antonio Gilabert

lunes, 20 de febrero de 2017

La liberalización de la estiba: nuevo ataque a la clase trabajadora



Hace poco más de 2 años el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea emitía una resolución que obligaba a liberalizar el sector de la estiba. Ello ha supuesto que el gobierno haya elaborado un borrador de Real Decreto para poner en marcha la liberalización. La UE ha amenazado, en caso de incumplimiento, con una multa de 21 millones de euros a la que habría que añadir 134 mil euros al día a partir de una segunda sentencia del Tribunal, la cual, según el ministro de Fomento, “está al caer”. Las trabajadoras -que aunque son minoría, también las hay- y trabajadores temen, y con razón, que dicha liberalización suponga la pérdida de derechos laborales; entre otras consecuencias, dejarán de ser trabajador@s indefinidos y bajará su sueldo. De hecho, entre las medidas que impone el borrador del decreto está la de acabar con la obligación para las empresas que quieran operar en puertos públicos españoles de entrar en el capital de una Sociedad Anónima de Gestión de Estibadores Portuarios (Sagep) y de contratar a uno de sus 6.156 estibador@s.

La estiba es la única profesión no abierta a la libertad de contratación en el Estado español. Como ya sabemos, las liberalizaciones siempre suponen una precarización de las condiciones laborales. Por poner sólo un ejemplo, desde que se privatizó Telefónica debido a la liberalización del sector de las telecomunicaciones, la empresa ha perdido más de 50.000 empleos estables, además de servir este proceso para trasladar gran parte de su actividad a empresas filiales y subcontratadas con mayoría de trabajadores y trabajadoras temporales y altamente precarizadas.

Existe una relación evidente con lo sucedido en el puerto de El Pireo en Grecia. En abril de 2016 el gobierno de Tsipras aprobó su venta a COSCO Shipping Corporation (su privatización ya había comenzado en 2009 con la venta a la gigante estatal china de 2 terminales de carga) como una de las contrapartidas exigidas por la Troika para aprobar el “tercer rescate” a Grecia. Esta venta no se produjo sin resistencia por parte de l@s trabajador@s del puerto, que ya venían sufriendo una precarización constante desde 2009. Su movilización provocó, además, que Tsipras, líder de un gobierno supuestamente de izquierdas, les enviara la policía a reprimirlos. En este sentido, alertamos de la posibilidad de que el gobierno del PP envíe a la policía a los puertos para obligar a trabajar a l@s estibador@s en el caso de que finalmente estos convoquen la huelga. Si lo ha hecho Syriza, no podemos esperar menos del PP.

Por otra parte, es necesario denunciar la forma, previsible por otra parte, en la que los medios masivos de comunicación han tratado este asunto, tildando al colectivo de trabajador@s de la estiba de privilegiad@s con sueldos desorbitados cuando, en realidad, simplemente disponen de condiciones laborales más o menos dignas. No es de extrañar, ya que estos medios (tanto los privados como el ente público controlado por el PP) se dedican a defender los intereses de sus dueños y su objetivo principal ha sido, en este caso concreto pero también en tantos otros, el de enfrentar a la clase trabajadora entre sí para evitar su unión.


La UE, en una huida hacia delante, no va a parar de meter presión a los Estados miembros para que estos pongan en práctica todas las recetas neoliberales posibles en favor de los intereses de los capitalistas. En el caso concreto del sector de la estiba, según denuncia la Coordinadora de Trabajadores del Mar, lo que hay detrás del decreto que quiere aprobar cuanto antes el PP para seguir las directrices de la UE (con el apoyo del PSOE, cuyo discurso es formalmente de apoyo a l@s estibador@s pero ya sabemos que su política económica es la misma que la del PP), es la búsqueda de un beneficio desmedido para los grandes inversores en los puertos. Estos se aglutinan en torno a La Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (PIPE), que está formada por los grupos empresariales más relevantes que han invertido en el sistema portuario español (Grupo Algeposa, Bergé, Ership, Gup TCB, Noatum, Grupo Toro y Betolaza, Boluda Corporación Marítima, Marítima Dávila, Grupo Nogar, Stasa, OHL Concesiones, Erhardt y APM Terminals).

Comprobamos, una vez más, que es imposible dar soluciones dignas a la clase trabajadora dentro de la UE, ésta es una institución que nació con el objetivo intrínseco de defender los intereses de los capitalistas y por lo tanto es irreformable; por eso pedimos salir de ella.


La solidaridad con esta lucha no se ha hecho esperar. Los ataques a la clase trabajadora se dan a nivel global dentro de este sistema capitalista, en todos los lugares del mundo y en todos los sectores laborales. Por ello, la solidaridad internacional es fundamental, como ya se ha demostrado en muchos otros conflictos, y en concreto lo vimos en el sector de la estiba con el caso de la lucha que llevaron a cabo los estibadores y estibadoras en Portugal en 2014, y que consiguieron gran parte de sus reivindicaciones reforzados por las presiones de compañer@s de muchos países europeos. Los estibadores del Estado español, ya han recibido apoyo de sus colegas desde Australia, Estados Unidos, etc. Asimismo, entender que los capitalistas van a por todas los trabajadoras y trabajadores, a intentar explotarnos al máximo y mermar nuestros derechos independientemente del sector en el que trabajemos, es también algo básico. Esto es algo que los colectivos que llevan mucho tiempo luchando saben bien, y algunos de ellos, como el de l@s trabajador@s de Panrico, han manifestado su apoyo a los compañeros estibadores.

Contra este nuevo ataque a la clase trabajadora sólo cabe solidaridad y desde el Colectivo Acción Anticapitalista mostramos nuestro apoyo total a la lucha de l@s estibador@s en la defensa de sus derechos. Después de que desconvocaran la huelga que tenían prevista para los días 20, 22 y 24 de febrero (el gobierno lo puso como condición para seguir negociando, pero ya sabemos que esta gente solo recula si se siente realmente presionada), les animamos a que continúen sus movilizaciones, al igual que animamos al resto de la clase trabajadora a unirse a ellas, para lograr echar para atrás el decreto que supondría, antes o después, acabar con el trabajo en condiciones dignas de est@s trabajador@s. Creemos que no hay que conformarse sólo con la promesa de la conservación de los puestos de trabajo, los estibadores y estibadoras deben ir más allá y pedir la paralización total y plena de la liberalización del sector, porque sabemos que todo lo que no sea poner fin a este proceso de liberalización conllevará una merma de derechos. ¡Contra los ataques a la clase trabajadora, solidaridad y lucha!

Alejandro García

viernes, 3 de febrero de 2017

Trump: divisiones y reorientación de la clase dirigente en Estados Unidos




La llegada al gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) de Donald Trump es producto de la profunda crisis que atraviesa el sistema capitalista. El crecimiento económico de las grandes potencias está estancado, varias “potencias emergentes” están en recesión, y no son pocos los economistas que vaticinan una nueva recesión en los próximos 5 años, aún mayor que la acontecida desde 2008; en relación, por ejemplo, con la explosión de la gran burbuja inmobiliaria que se está inflando en estos momentos en China.
Los capitalistas no están siendo capaces de reflotar su tasa de beneficios, de manera que las inversiones productivas no acaban de arrancar e ingentes cantidades de capital se dirigen a la especulación en los mercados bursátiles y a productos como la vivienda. En este escenario de estancamiento económico al que se suma un escenario de carestía de recursos naturales (como los energéticos), la lucha de los capitalistas por los escasos beneficios (en términos relativos) de las pocas inversiones productivas, y por el control de zonas geoestratégicas y extractivas, está servida.
Las clases dirigentes internacionales se reorientan en respuesta a esta crisis sistémica para, una vez más, maximizar sus beneficios. Y lo hacen también, más allá de las políticas empresariales de sus transnacionales, a través de la acción de los estados y gobiernos a su servicio. En este proceso de lucha por unos beneficios y unos recursos naturales en crisis, las clases dirigentes se enfrentan a nivel internacional. Esto se refleja en tensiones comerciales y guerras imperialistas. Además, el 1% de los más ricos también se enfrentan entre ellos a nivel estatal, luchando por el control de los gobiernos de turno para que defiendan sus intereses frente a los de otros sectores de la burguesía.
El gobierno de Trump es un reflejo de ambas tensiones (intra- e inter-estatales) en el seno de las  burguesías dirigentes, corruptas por naturaleza. Además, la presidencia de Trump es también una expresión popular masiva, manipulada desde arriba y reaccionaria, frente al empobrecimiento, producto de la crisis, de millones de personas de la clase trabajadora estadounidense.
Por un lado, los grandes empresarios de transnacionales norteamericanas mineras, petroleras, eléctricas, sanitarias, etc. han ganado la batalla con la elección presidencial de Trump a otros sectores como el de las energías renovables, las empresas de gestión ambiental o las fabricantes de automóviles. Este giro de apoyo empresarial respecto las políticas de la administración Obama podría descolgar a EE.UU. de avances tecnológicos claves en el futuro, por ejemplo, en un horizonte de carestía energética. Sin embargo, incluso algunos de los sectores empresariales teóricamente perjudicados por Trump en un primer momento, podrían salir favorecidos a medio plazo.
El gobierno de Trump supondrá una gran inyección de capital para los grandes capitalistas, por ejemplo, mediante otro giro de tuerca en las rebajas de impuestos a las mayores fortunas y  grandes empresas (algo que no es nuevo en EE.UU.). Igualmente, la administración Trump seguirá la estela de sus predecesores en el apoyo a la industria armamentística, un sector clave para revitalizar la economía cuando el consumo está en horas bajas. Aquí se enmarcan el impulso de la carrera de armas nucleares, el apoyo reforzado al sionismo de Israel y el más que previsible lanzamiento de diferentes conflictos bélicos.
Por otro lado, la administración Trump parece querer enfrentarse frontalmente a su mayor rival económico: China. El giro hacia un acercamiento hacia la Rusia homófoba, machista e imperialista de Putin podría interpretarse en este sentido como un intento de aislar a China. África y Sudamérica, donde las empresas chinas vienen expandiéndose con fuerza en los últimos años, aparecen como campos claves en la batalla imperialista internacional. En todo caso, hay que tener en cuenta la interdependencia actual de las economías chinas y estadounidense, debido a las exportaciones de China a EE.UU. y la posesión por parte de China de una parte importante de los títulos de la inmensa deuda de EE.UU. Interdependencia que, por ahora, modula el enfrentamiento entre ambas potencias.
La supuesta acción de Trump contra la globalización económica neoliberal, con acciones como sacar a EE.UU. del Tratado de Comercio Transpacífico el segundo día de su mandato, realmente no representa un rechazo a la totalidad del neoliberalismo. La clase dirigente de EE.UU. intenta quedarse con lo que le favorece del neoliberalismo (ej. extracción de recursos naturales a bajo precio y apertura de mercados en territorios exteriores) al tiempo que rechaza lo que no le conviene actualmente (ej. las empresas transnacionales no produzcan en su territorio). De esta manera, Trump intentaría impulsar la economía de EE.UU. favoreciendo el consumo interno al mismo tiempo que contentaría a la clase trabajadora empobrecida por la crisis. Una clase trabajadora a la que también intenta dividir mediante racismo, machismo, xenofobia, islamofobia y homofobia. “Divide y vencerás”. De esta manera, la administración Trump, al aumentar la oferta de empleo, podría auspiciar que los salarios subieran en EE.UU. para revitalizar el consumo interno hasta un punto y, a la vez, estaría poniendo los cimientos para debilitar y atacar a la clase trabajadora organizada, dividiéndola para favorecer su explotación como mano de obra barata.
Desde la clase trabajadora internacional tenemos que enfrentarnos a Trump desde el primer momento, como hemos hecho con manifestaciones masivas a nivel internacional desde el día de su toma de posesión. Tenemos que aprovechar las divisiones de las burguesías dirigentes y seguir oponiéndonos a las guerras imperialistas, a la escala armamentística [¡Fuera las bases militares de Andalucía!], al neoliberalismo [Salida del Euro y la UE], y a la explotación de nuestra clase y nuestro entorno natural. De estas luchas están naciendo ya las alternativas para un mundo con justicia socio-ambiental sin Trump y sin capitalismo.

Jesús M. Castillo – Colectivo Acción Anticapitalista