miércoles, 19 de julio de 2017

Agosto 1917: El golpe de estado de Kornilov

Los bolcheviques enseñan qué significa ´frente único´





El 27 de agosto de 1917 el general en jefe del ejército ruso Kornilov decide dar un golpe de estado para así terminar con los bolcheviques y el gobierno provisional, constituido después de derrocar al Zar Nicolás II en febrero del mismo año. Para ello entregó Riga sin disparar un tiro al ejército alemán, en plena Primera Guerra Mundial, y se lanzó a la conquista de Sampeterburgo. Con él y su ejército de cosacos iban las esperanzas de todos los capitalistas, tanto rusos como extranjeros, en los dos bandos de la Primera Guerra Mundial. Su objetivo era parar los avances de la revolución de febrero e instalar una dictadura militar.
Rusia participó desde el principio (1914) en la Primera Guerra Mundial, declarando la guerra a los Imperios Centrales (Alemania e Imperio Austriaco), aliándose con la Entente (Reino Unido y Francia) lo que llevó a la ruina definitiva al país. La Revolución Rusa de febrero de 1917 acabó con la monarquía, pero no con la guerra. Aleksandr Kerenski, socialdemócrata, se alzó presidente de una Rusia republicana con un gobierno provisional, pequeño burgués, enfrentado a lxs bolcheviques, que crecían en poder en todas las ciudades rusas.
El gobierno de Kerenski comenzó a organizar la democracia burguesa y, frente a la idea de los bolcheviques de acabarla, mantuvo la guerra, cosechando derrotas y más derrotas. Esto hizo que el gobierno provisional nombrara a Kornilov como jefe del ejército. Con ello quería acallar así a la ultraderecha rusa que, por boca del general, exigía medidas conservadoras para Rusia. Cincuenta y siete años más tarde el presidente chileno Allende llegó al mismo pensamiento que el presidente ruso Kerenski, es decir, creía que si tenía a mano a lo más reaccionario del ejército este no lo traicionaría. No comprendió que el ejército es la mano armada de la contrarrevolución.
Kornilov y Kerensky se necesitaban el uno al otro y cada uno estaba tratando de usar al otro para su beneficio. El general representaba a la más rancia clase nobiliaria y a los grandes financieros, tanto rusos como internacionales, y Kerensky representaba a la mediana y pequeña empresa que esperaba que los militares les libraran de los bolcheviques para hacer de Rusia una nación burguesa más. Es más, Francia y Reino Unido ya habían hecho pública su amistad con Kornilov. Hasta Alemania veía con buenos ojos el plan del general, pues suponía cortar de raíz la amenaza revolucionaria. Habían recibido Riga sin disparar un solo tiro y esperaban que el general terminara con la revolución que ya estaba llegando a sus puertas.
El mismo día que Kornilov dio el golpe de estado, dirigiéndose a la capital rusa, Kerensky mandó un comunicado donde le retiraba el poder al general, porque este se quitaba la careta y exigió todo el poder civil para crear una dictadura militar, y comenzó la guerra civil en Rusia.
Lenin reaccionó frente a un sector del partido bolchevique que defendía al gobierno de Kerensky, en el sentido de que entendía que había que defender al estado ruso frente a la extrema derecha, es decir, frente al ataque de Kornilov. Lenin sin embargo pensaba que había que cambiar de táctica y luchar contra Kornilov, pero sin defender la gestión ni el cargo de Kerensky ni de su gobierno. Los bolcheviques, según Lenin, tenían el deber de hacer la revolución en todos los casos y la lucha por la patria, que proponía Kerensky, iba en contra del proceso revolucionario porque los obreros debían luchar por el socialismo, es decir, por el poder obrero frente al estado.
Los bolcheviques sacaron los siguientes puntos para dejar claro que la lucha entre Kerensky y Kornilov, era contrarevolucionaria: eliminación de todos los generales contrarevolucionarios y su sustitución por las elecciones llevadas a cabo por los soldados revolucionarios, transferencia inmediata de tierras a los campesinos organizados en comités de propietarios, control democrático de las fábricas, plantas de producción y bancos e introducción de ocho horas al día de trabajo por ley, abolición inmediata de todos los tratados secretos, proclamar la oferta de paz y, lo más importante, la transferencia de todo el poder a los obreros, campesinos y soldados revolucionarios.
Al unirse los bolcheviques a la lucha contra Kornilov pronto se demostró que tenían el control de las operaciones militares ya que, gracias al Comité Militar Revolucionario, movilizaron a toda la masa revolucionaria en torno a una idea, la defensa de la capital rusa, para que el general contrarevolucionario no llegara. Las claves fueron dar armamento a lxs obrerxs revolucionarixs, la democracia desde abajo y el poder de los bolcheviques que, aunque eran pocos, daban ejemplo de lucha en primera línea; en la capital consiguieron sacar de las fábricas a la Guardia Roja cuarenta mil revolucionarios armados y dispuesto a luchar.
En el resto de Rusia el avance de los contrarevolucionarios fue lento porque en todas las ciudades, fábricas y cuarteles los sóviets se pusieron al servicio de los bolcheviques. Uno de los mejores ejemplos de ello fue lo sucedido en los ferrocarriles, donde los trenes o no funcionaban o llegaban tarde gracias a los boicots obreros. Con esto se demostraba que la que estaba en verdad luchando contra Kornilov era la clase obrera empoderada, mandada por los bolcheviques.
El golpe fracasó después de cuatro días. Trostky escribió: “El golpe fracasó después de cuatro días, la insurrección había revertido, se derrumbó en pedazos, aspirado por la tierra”.
El hecho histórico de que la clase obrera rusa, consciente y armada, derrotara a todo un ejército profesional y contrarevolucionario, nos da idea del poder de nuestra clase social y nos hace ver los fallos de otros momentos casi idénticos para identificar nuestro camino, no para culpar, si no para clarificar la lucha del mañana. Allende no comprendió que, frente al ejército chileno, tenía como aliado a la clase obrera chilena, que se había organizado e iba a luchar no por la democracia sino por sus derechos como clase, motor principal para conseguir cualquier revolución que se llame socialista.
La lucha contra el golpe de estado de Kornilov terminó siendo la puntilla que abrió las puertas a la victoria de lxs bolcheviques porque, una vez que la clase obrera cogió las armas y vio que tenían el poder político en sus centros de trabajo, ya no lo quisieron soltar, a pesar de las ordenes de los ministros de defensa de disolver los cuerpos revolucionarios.
El poder de los soviets era ya en septiembre totalmente real, siendo el gobierno provisional de Kerensky el que intentaba ser contrapoder; solo hacía falta el último golpe para que triunfara la revolución socialista que defendían Lenin, Trotsky y el resto de bolcheviques. Lenin dijo tras derrotar al general golpista, el 18 de agosto, “Estaremos con el gobierno y con los mencheviques” pero, tras la negativa de estos a tratar con los bolcheviques, una semana más tarde, Lenin escribió “los socialistas revolucionarios y mencheviques habían rechazado nuestra oferta de un compromiso”.
Octubre cada día estaba más cerca…
Juan Antonio Gilabert


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